sábado, 27 de mayo de 2017

Dos años del cambio

Dos años del cambio
y de cambios.
Entramos haciendo
mucho ruido,
el mismo,
que ahora
atronan los oídos.
La voluntad popular
de deconstruir
para hacer algo nuevo
sigue intacta
con la mitad
del camino recorrido.

Se han cometido
humanos errores,
pero es que 
han venido sucedidos
por humildes
rectificaciones,
algo,
a lo que no estábamos
acostumbrados.
Todavía queda tiempo
para no resultar
ceniza que se
lleva el viento
como las palabras.

Si solo fuimos
rediles,
ahora somos
institución.
Los barrios lo intentan
con los pocos
recursos que tienen;
agonizan transparentes
tras el asalto
y la inexperiencia.
Pero las ideas vuelan,
vuelan tan alto
para no ser alcanzadas
por un monstruo
que sujeta
el costumbrismo
en una mano,
y la jaula
en la otra.

Es complicado
sin el aval de la gente,
por eso aguantamos
sintiendo el embiste
del oscuro pasado.

Dos años del cambio
y de cambios
despertando
convencido
que no nos hemos
equivocado,
pero si el día llegara,
tiraré de la manta
para jamás,
volver a sentirme
arropado.

lunes, 22 de mayo de 2017

La última farola

La última farola
infiltrada en
campo enemigo
durante aproximadamente
noventa años.

Aquel paseo dominical
nos descubrió
demasiadas cosas.
Una época histórica
afín
que se traduce
a cómo somos
en la actualidad.

La cuestión no
era exponerse 
a la confrontación
entre herman@s,
sino demostrar
que nos conocemos
mejor que nadie,
hasta el punto
de poseer
bandera propia
y un himno
tan legendario
como nuestras
hazañas.

La ruta de los artesan@s,
de la antigua periferia,
de personajes ilustres
y anónimos héroes,
de las calles cambiantes,
del folclore
y las instituciones,
de los románticos
luchadores,
de la mujer emergente,
de los parques con flores.

El trayecto libertario
de las bombas y atentados,
reducidas las pasiones,
armadas convicciones.
Itinerario
Tabernillas/Oriente
cruzando
Las Vistillas,
La Viuda de Vacas
la llaman,
pandilla de 
golfillos
y golfillas.

La última milicia viva,
la de "Mi" Kuadrilla.

sábado, 20 de mayo de 2017

El caminante viejo

El viejo
arrastra
su bastón
como la 
poca vida
que alienta.
Su mirada
de cristal
con ojos
lacrimógenos
combatiendo
la bomba de gas.
Un cuerpo
inestable
y torcido
que apenas
avanza
porque
su carga
ya pesa
demasiado.
Lento como
una tortuga
y con 
movimientos
delicados
se consolida
como parte
importantes
del paisaje
descolorido.
Cada arruga
y mancha
de su cuerpo
legitiman
su presencia
en este mundo
olvidado
de provisiones.

Ya no es
futuro,
solo una gota
precaria
de agua
que se consume
al sol con
determinación.

Pasea ausente,
como perdido,
intentando
recordar
cómo había
llegado hasta
aquel momento, 
el día
en el que
un joven
se fijó en él
como el
adolescente
que por
primera vez
desnuda 
su cuerpo
para ofrecerse
a otra piel
con ansiadas
ganas
de ser tocada.

Las mesas

Cómo explicarle
a la gente
que las mesas
ya no son
nuestras aliadas;
procuran
la distancia
y la falta 
de contacto
separando
lo que nos
mantiene unid@s.
Mobiliario
del infierno
y el cielo
no apto
para mantener
conversaciones
que buscan
ser perdonadas,
sus motivos.
Objeto cojo
en emociones
provisto
de apariencias
materiales,
ausente
en olores,
tacto
y sabores.

Las guerras
e injusticias
sociales
se firmaron
en mesas
de despachos
y cuarteles;
las combativas
soluciones
vinieron de la mano,
levantadas,
ejerciendo
las obligadas
revoluciones.

Suéñame

Suéname
en este mundo
invertido
y trastornado
que yo
"sueño te"
de día
para alcanzarte
de noche.
Nuestra
incomparecencia
diurna
propiciará
un mar
desbordado
en turno
vespertino
a horas
intempestivas
cuando nadie
es consciente
de lo que ocurre,
exceptuando
los gatos
que todavía
queden maullando
a la luz de la luna.

Empujoncito

Las calles,
las plazas
y los parques
están llenos
de cristales,
cuidado 
donde pisas,
ya no hay 
tierra virgen.

La deconstrucción
del mundo
que conocemos
es necesaria,
pero nunca
a través de 
las armas,
los contratos globalizados
ni la sobreexplotación.

Si caminar
ya no es seguro
y pasear resulta
arriesgado,
¿solo nos queda
combatir
imaginando
sentados
desde casa? 

- ¡No!, ¡qué no te engañen!
Descálzate y hazte daño
abriendo el paso
de los que necesitamos
un empujoncito.

Podemos cortarnos,
pero jamás
permitirnos
el lujo
de desangrarnos.

jueves, 18 de mayo de 2017

Cita previa DNI

Llegué a la cita
de lugares poco
amables
con tiempo
sobrado,
un superávit
de minutos
que no hacían más
que sumar
al tiempo
de espera.
La gente 
en la calle
pedía la vez
como si se
tratase
de un mercado
de barrio
en que aguardar
su turno.
Dicho comercio,
perteneciente
al ministerio
del interior,
apagado 
por dentro,
afeado
y desclasado
por fuera.

El motivo
del relato
es que mientras
los civiles
esperaban
a ser gestionados,
llegaban
nuevos civiles
que sin mala
intención
y por desconocimiento,
entraban
sin preguntar
hasta que
alguien
les avisaban
a respetar
el orden.

En una de éstas,
fui yo
quien llamó 
la atención
de dos civiles
para informarles,
cuando me dijeron
seguros y orgullosos:
  - Somos policías-.
pasando sin 
mirar atrás
a lo que 
era su casa.

Callé y pensé
en el significado
que conllevaba
decir aquella
frase
y concluí
colmado
en la suerte
que tenía,
por agravio
comparativo,
por yo,
poder decir:
 - Pues yo soy profe-.

Me di cuenta
de lo afortunado
que era
al poder
agenciarme
libremente
y sin prejuicios
aquella profesión.

martes, 16 de mayo de 2017

Que viene el coco

En su día,
cuando las eléctricas
no eran todavía
las eléctricas 
que conocemos,
fueron ellas,
quienes inventaron
la frase de:
"que viene el coco";
no penséis 
que nuestras
abuelas y madres
tuvieron
la genial idea
de transmitírnoslo
por tradición oral.

De esta manera,
l@s niñ@s,
a la hora de
irse a acostar,
no apagaban
la luz por miedo
a que el coco
apareciera.
Así,
las eléctricas,
han engordado
sus cuentas
desde antaño.

Ahora que soy mayor,
me doy cuenta
que de niño
no apagaba la luz
para no sentirme
como el globo 
de helio
que se escapa
de alguna 
mano torpe
perdiéndose
hasta donde
ya no alcanza
la vista.
Sin embargo,
de adulto,
procuro
no dejarme
las luces encendidas
para que cuando
venga la factura
"bimensual",
no me refleje
en el animal
callejero atropellado
y abandonado
a su mala suerte
por algún vehículo
que jamás prestó
socorro.

Así fueron
las eléctricas de antes
cuando todavía
no se llamaban eléctricas,
y así son 
las de ahora
enfurecidas
con cualquiera
que se cuestiones
la penumbra.

<clic>
(off)

domingo, 14 de mayo de 2017

Cambio de turno

Cómo cambia el mundo
cuando todo lo que haces
lo acabas haciendo
una hora más tarde
de lo habitual.

Las calles se aprietan
y resultan asfixiantes
pese a que los colores
adoptan tonos
más nitidos
dentro de la gama
de la rutina.

El desconcierto es total
y ves a gente
que ni sabías que existía;
completos desconocidos
que tienen
una hora más de sueño
y que comprenden mejor
la dinámica del momento.

Un puzle 
al que te arraigas
sin tiempo
para completarlo,
pero al que te adaptas
irremediable
atravesando
los baches 
para llegar 
a tu sitio;
un lugar
acostumbrado
a tu presencia
y acomodado
en la seguridad
que le ofreces,
mientras tú,
emocionado
y delicado,
tratas de explicarle
a la vida
por qué
aquel día
cambiaste el turno.

sábado, 13 de mayo de 2017

Solo pensar

A veces,
solo hace falta
soltar el móvil
y que las manos
queden vacías
para poder pensar,
solo eso,
pensar.
Con una claridad
extraodrinaria
libre de cargas
y sobre estimulaciones.
Solo pensar.

Pensar en tu dirección,
en las esperas,
en la ingente
cantidad de personas
con las que te cruzas,
en prepararte
para cada paso
teniendo en cuenta
los anteriores
y los que quedan
por venir.

De verdad
que no cuesta
tanto
deshacerse
del lastre
ni de la costra
que esconde
la herida abierta.
Solo pensar
sin barreras
digitales
para zambullirte 
en el lugar,
en la situación,
en el momento
justo
en que ocurren las cosas.

viernes, 12 de mayo de 2017

Azota-calles

Tú no tienes
mi miedo,
solo el intento
y el deseo
de poseerlo.
Mientras sigamos
azotando las calles,
el miedo
será compartido,
hasta que un bando,
no pueda superar
más su muerte.
No agonices
sentado
y muere
al menos,
intentándolo.

sábado, 6 de mayo de 2017

Cien por ciento perfecta

Ella no come demasiado
y le gusta caminar
deprisa,
vestirse con tiempo
y ganarle
tiempo al sueño.

Sonríe mucho
sin ser vista
para no 
producir
envidia.
No sabe de 
Matemáticas,
ni yo tampoco,
pero a quién
no le gustan
los porcentajes.

Se acomoda
en el mínimo
espacio posible
y se sienta 
tensada
convencida
del propósito.

Experta en mirar
sin que le haga
falta ver,
reparte abrazos
proporcionados
a tus necesidades.
Amante incondicional
de las cosas
que todavía
quedan por entender;
complemento directo
del sujeto
conjugado
eficientemente
con el verbo
que indica
la acción
a desarrollar.

Colmada de virtudes
se sacude los defectos
para hacerlos
conversos
con humilde
naturalidad,
desnuda,
erguida
y voladora,
como la mariposa
que atraviesa
el seco terreno
con el horizonte
por bandera
de llegarnos
alguna vez.


Nota de autor: el título se lo debo a Haruki Murakami.

jueves, 4 de mayo de 2017

La incoherencia de los bares

Me da la sensación
que huyo
una vez más,
como tantas
otras veces
lo he hecho.

Hablábamos
de coherencia,
ideales
y actitudes,
y de nuevo,
es el contexto
el que lo acaba
determinando todo.

Discutiendo yo
con "Mi" Kuadrilla
la trascendencia
de la vida,
y fue la propia vida
la que me llevó
al precipicio de huida.
La incoherencia 
de tener las cosas claras
y pese a ello,
no ser capaz
de defenderlo.
Es verdad 
que nos avala
la mejor
de nuestras
empatías,
pero no es 
suficiente
ya que siguen
predominando
aquellos espacios
donde el vacío
nos consume,
nos hace pequeños.

Pero nosotros
seguimos e insistimos
"kamikazes"
incansables
en búsqueda
de lo justo,
al acecho
del verdugo.

No somos más 
de lo que demostramos,
porque aunque
nos gustaría,
andamos 
maniatados
de aquellas
cuestiones
que escapan
a nuestro control.
Pero lo intentamos,
y eso jamás
nos puede ser
reprochado;
es cierto
que nos equivocamos,
pero nunca
malintencionados.

Ahí reside
nuestro mérito,
en no quedarnos
parados,
discutiendo
acongojados,
siempre abrazados,
nunca separados

Los bancos

Aquellos bancos
que sellan
el pacto de amor
entre adolescentes,
los que sujetan 
ancian@s,
los que sirven 
de escalón
para las criaturas
más pequeñas.

Los bancos 
de madera
abandonados
a la lluvia,
a la podredumbre
de quien se
sienta en ellos.
Duros y descuidados
apresan
al tiempo
para que el tiempo
no pase por ellos.

Y allí,
las personas,
en los bancos,
se relacionan
sintiendo
el aire en sus caras,
sabiendo,
que no pueden
esconderse.

Son gratuitos
y antiguos,
algunos modernos.
Cómplices
de los secretos
mejor guardados.
Cuenta-Cuentos
de historias fallidas
y éxitos
inesperados.
En ellos
se mean los perros.

En los bancos
se besa,
se ríe,
se piensa, 
se espera...
...se espera
a veces más tiempo
de lo que perdura
un paseo.