a nuestro castillo de madera,
porque en contra
de la meritocracia
de "Los tres cerditos",
aquí el foso de los cocodrilos
es para los cobardes
y las plazas
son lugares de encuentros
y sacrificios de reyes.
Él arriba y ella abajo
mientras el gato
los custodia desde la atalaya.
Una tercera cama nido
por si las moscas,
por si papá vuelve
del destierro del verano
a la emoción de una
habitación infantil
llena de peluches,
y por si algún amigo,
amiga o amigue,
decide en un futuro
hacer una fiesta solidaria
de intercambio de pijamas.
El nuevo búnker
de la Mariana.
Si el mayor se emancipó
antes del año,
la pequeña lo hace
con 18 meses
poniendo un salón
de juegos de distancia
para que cada una
sienta que tiene la zona
que se merece.
Conectadas de abajo
hacia arriba
señalando con el dedo
el somier superior
porque tenemos claras
nuestras referencias.
Vuestra habitación,
centro social
y casa de acogida
donde caben
todas las okupas
que quieran desokupar
bancos, fondos buitres
y despachos de escaparate.
Rodeadas de cuentos planetarios
y planetas de cuento,
alfombras de polvo de universo
y cojines estelares
para aislar el gotelé.
Vuestro piso franco,
vuestra zona de encuentro,
vuestro sitio libre
de violencia machista.
El lugar de mayor interés
de La Mariana,
la que nos hizo vencer.
Conciliar el sueño
al mismo tiempo
no es tan difícil
como conectar los sueños
entre literas.
De momento,
sois como una película
sin anuncios
que cambia de postura
según gustos.
No son pocas las veces
que acudimos
a ver la estampa aleatoria
de vuestro descanso,
sabiendo que nos quedan
demasiados años
por delante
como para tener
la futura separación.
Que durmáis bonito
y os cuidéis
hasta en sueños,
porque lo que os une
no lo separará
ninguna litera jamás.
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