de que se ha muerto una reina,
su reina,
quien la tenga;
en este caso la isleña,
pero igual de preocupado
estaría si hubiera sido la peninsular,
la de ellos.
Así que en Madrid
se ponen tres días de luto
por tal asunto,
mientras que quedan
más de mil plazas públicas
de maestras por cubrir.
El luto no es
por la infancia
ni por la falta de referentes
ni acompañantes,
sino por una señora
que nos nos afecta
un ápice sus consideraciones
ni comuniones.
Dirán así que no son tan racistas.
Se ha muerto una reina,
la más grande que hubo,
dicen,
la que más tiempo
ha estado en el trono.
Sin embargo,
aquí da igual
los años que tengas
y lo que hayas hecho
en tu vida,
si procede,
te dejarán morir
por triaje en una residencia.
Y los hereder@s
a llorar desde la distancia
rememorando fosas comunes.
Se ha muerto una señora reina
en época de inflaciones
que ahogan a su pueblo,
tan sumiso y servil
porque es lo que se ha hecho siempre,
tan pueril y urbano
en sus acepciones
más despectivas.
¿Se habrá suicidado la reina?
porque en España,
el suicidio,
es la primera causa de muerte
no natural.
Esto es gravísimo
y no estamos todos
los días de luto,
puede ser que no
merezcamos ningún reconocimiento.
Esa reina llevaba muerta
muchas años,
igual que vuestro rey
llevaba muchos años
robando, extorsionando
e incumpliendo la Constitución
que él mismo había firmado.
Nos mean en la cara
y dicen que llueve.
Habrá que ver el final de
The Crown,
se jactan.
Un entierro para un cadáver
que va a costar
millones de libras
por los protocolos,
por las tradiciones, por la historia,
por Inglaterra.
Y será televisado
para que nadie se lo pierda.
Pan y circo y ninguna rosa.
Se ha muerto una reina
y nos dicen que tiene
que ser interesante
hacer el seguimiento,
hablar de ello,
mientras se debate
en los hogares sin luz
si fue o no buena persona.
Irán delegaciones de
medio mundo a presentar
sus respetos
mientras miran
por encima del hombro
a sus sociedades,
eso sí,
en vuelos comerciales.
Y la Sexta,
tu tele de izquierdas
con dueños de derechas,
cubrirá el evento
sin pudor ni vergüenza,
para satisfacer a los carlistas
y los liberales,
como sin pudor ni vergüenza
tratan de víctimas
a las eléctricas
por el nuevo impuesto-calderilla.
Albert Pla cantaría
que 'una menos';
yo aplaudiría esa estrofa
y tiraría la joya de la corona
al Támesis,
para que los peces del río
encontrasen algo de brillo
en ese clima tan gris
en el que se han visto envueltos.
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