sábado, 17 de septiembre de 2022

Dormir con él

Dormir con él
es subirse al ring
y saber que va a haber un K.O.
Da igual el tamaño 
del cuadrilátero
porque te acosa
con su técnica cariñosa
del contacto y golpes blandos.
Sin árbitro ni público,
cada velada de las noches
que hemos estado
de vacaciones,
ha resultado en victoria.
Te levantas
con el cuerpo magullado
y pesaroso en ganas
a por el café que revitaliza.

Una historia-resumen
que recoje todo
lo que ha sucedido ese día,
para dar comienzo
al ritual de frases
que den rienda suelta
a los sueños.
Y mientras tu mente
no descansa
acorde con el bombeo
de tu músculo principal,
yo tengo pesadillas
con golpes en la nuca
y tiros a quemarropa.
Cada uno a lo suyo,
pero con el máximo respeto
de arroparse con la carne
y enredarse entre las sábanas.

Los huecos que sobren
los rellenamos con cojines
y las almohadas que falten 
las pondremos en los pies,
como Inés,
esa ratona literaria
que hace todo al revés.
Bailar dormid@s
solo lo consiguen
un@s poc@s,
y que te aplaudan
mientras duermes,
solo lo hará tu padre,
admirado con tu estampa
desde los pies descalzos
hasta tu pelo caótico en penumbra.

Si bien no duermes poco
ni mal, te levantas temprano
para perderte lo mínimo indispensable.
Hace mucho que dejé de 
estar agotado,
por lo que te pongo la tele,
me hago el café
y me echo el primer cigarro
coincidiendo con el canto
de los primeros pájaros.
Un momento en el 
que no nos decimos
muchas cosas
porque con mirarnos basta. Lo
Quizá las vacaciones
consistan en eso,
en esperar un año entero
para volver a dormir juntos.

Ella todavía no lo sabe,
pero le hemos reservado
un sitio a tu hermana
para nuestros madrugones,
porque ya no eres exclusivo,
pero exclusiva seguirá
siendo esa primera 
franja horaria.
Sé que lo entiendes,
y no solo eso,
sino que lo aceptas
sin resignación y humilde
sabedor que el mayor
siempre habilita
nuevos caminos
a l@s que le siguen.
Y perdona por enfadarme,
lo sigo haciendo 
más de la cuenta,
por eso te pido perdón
todas las noches
antes de que caigan
el sol y tus párpados.

Porque no paro
de equivocarme,
menos mal
que cada noche
nos hacemos crisálida
para salir al día siguiente
como el mismo ser,
pero con distintos matices,
para mejorar el resultado
de todo lo que está por venir.
No son los cuentos
preliminares,
son cómo se juntan
nuestros hombros
para escuchar historias
que nos sabemos de memoria,
es cómo nos damos las manos,
con la suficiente fuerza
como para saber
que jamás estarán solas,
son como las caricias
que nos damos
dejando huella
en cada parte virgen e inhabitada.

Dormir con él
es parar la guerra,
vivir en paz
y morir tranquilo.

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