jueves, 28 de octubre de 2021

'Verás'

'¡Verás, verás!'
es una de las coletillas
que utiliza el cachorro.
La aprendió
de su tutora Rosi
durante su etapa
en la Escuela,
seguramente,
la etapa
menos defectuosa
y precaria de todas
por las que pasamos.

Te mira convencido
de su patente
y con un movimiento
de mano
arriba-abajo
mientras inicia
su marcha,
te está diciendo
que vayas a descubrir
lo que él, antes,
ha descubierto.
Una especie de emoción
desbordada
que las adultas
no nos damos el permiso
de experimentar.
Ahí está la diferencia
de lo que nos hace mejores
o mediocres.
Vivir con sorpresa
cualquier acontecimiento
y además
buscar la conexión
con la simbiosis
de compartirlo.

'¡Papá, verás, verás!'
es la invitación
más desinteresada
que he recibido nunca.
Es un elenco de factores
que te construyen
como persona.
Es una donación
totalmente altruista
que aporta
un beneficio
muy concreto
a todas.
Y precisamente,
por alguna razón
que desconocemos,
tiene que ver
con 'poder ser'
gracias al otro.
En 'hacernos'
mediante determinados
intercambios
con el cuerpo
y con la voz.

Por eso,
si no atendemos
y entendemos
estos avisos,
se distanciarán
inevitablemente
a otros lugares
que luego
no deberíamos reprocharles,
porque les hemos negado
la expresión y la oportunidad
de contarlo.

Mucho cuidado
con no acudir 
a la llamada
del 'verás',
porque nos estaremos
perdiendo cosas
que no van a volver
a suceder
y de las que de nada vale
arrepentirse después.
El daño (que hemos provocado)
se mantendrá
y tendremos que sumar
otra pérdida
a la gran carga
que ya de por sí
nos hace ir 
con los hombros caídos.

Si estamos juntas
y el cachorro
me dice 'verás',
con todos los respetos
y sin prisas,
tendré que interrumpirte
para estar donde
me toca estar:
participando consciente
de los descubrimientos
de mi hijo.
No hay nada
más importante
aunque a veces
yo también
me equivoque
y no sea capaz
de estar
donde debería estar.



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