con un tren de dos pisos,
el cachorro
siempre elige
el de arriba;
imagino que es
por el cambio
de perspectiva
y por la sensación
que te produce
saber que hay algo debajo
aunque no lo estés viendo.
Le di un yogur
entre parada y parada
mientras el 'señor de la izquierda'
miraba paternalista.
Al llegar a nuestra estación
él siempre tiene que dar
al botón de las puertas,
como yo siempre
se lo pedí antes
a mi viejo.
Ya en el andén,
'el señor de la izquierda',
que había seguido
nuestros pasos,
llamó mi atención
dándome la enhorabuena.
Creí que se refería
a la suerte de poder
acompañar a mi hijo,
que también,
pero se refería al parche
que llevo cosido
en la mochila
que reza:
Brigadas Internacionales.
Un viejo comunista
de cara cansada
pero con ojos alegres
que se emocionó mucho
con un joven
con tintes comunistas
que acompañaba a su hijo
con actitud internacionalista.
Celebramos los anhelos
y las nostalgias
mientras Enzo,
a lo suyo,
jugaba con un yogur vacío
y la cara llena de restos.
Me animó a seguir así
por los siglos de los siglos
y nos emplazamos
a seguir compartiendo
luchas, besitos
y barricadas.
Creo que los dos nos fuimos
más contentos
que un brigadista
al volver a casa
porque por una vez,
el encuentro
con el desconocido
fue amable y alentador.
Gracias a todos y todas
las que vinisteis de fuera
y a las que lo seguís haciendo.
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