es una afirmación científica,
física, gravitatoria.
La prefiero a la de
"el tiempo pondrá
a cada uno en su lugar",
más aleatoria e indefinida
en su caso.
Siempre he sido
más racional
que lo contrario,
más presentista
que esperanzador,
más consciente
que mágico.
No me gusta el azar
ni lo desestructurado,
pero tampoco
me anclo en el control.
Abogo por el detalle
y su necesaria reflexión;
por lo empírico
en contra de lo divino;
por ideas con base
más que por
las expectativas
pigmaleónicas.
Lo que tenga que pasar
pasará,
y no voy a jugar
a las especulaciones
con delirios.
"Las cosas caen por su propio peso"
es para bien y para mal.
Para mal
cerciorándonos del error,
para bien
refutando
los análisis previos.
Cuando yo caigo
con mis 75 kilos,
dicho por la báscula,
lo hago con todas
mis contradicciones
a cuestas,
pero con una lucha
a vida o muerte
para seguir blindando
la coherencia
de lo que me parece justo,
honesto y honorable,
que no solemne.
El peso de todas
las cosas que pueden
ser pesadas,
son la que nos harán
sentir todo lo abstracto,
como el arte,
las creencias
o el desengaño.
Si bien es verdad
que hay demasiado
de lo que despojarse,
hay mucho que desaprender,
y más aún que desmentir.
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