miércoles, 5 de diciembre de 2018

Semana 36

Semana 36.
Dicho de otra manera,
9 meses.

Cada vez respiras
más fuerte
porque cada vez
el espacio
es más pequeño.

Al principio
comías el doble
y no sentías
el frío.
Un poquito 
más tarde
te caías por
las esquinas.
Y ahora
no encuentras
las postura
y dormir
cuesta mucho.

Ya has aprendido
a llevarlo
(y a disfrutarlo).

Un tramo final
donde haremos cosas
por última vez
al menos
durante un tiempo.
Como el último
concierto
tal si fueras
un reo
en el corredor
de la muerte.
Te dieron
a elegir
tu última cena
y te despediste
por la puerta grande
en el centro
de una Kuadrilla
que daría
la vida por ti,
segura y bien
amarrada,
sin fisuras,
donde todo
lo que quedó
fuera del círculo
perdió 
su importancia
y su significado.
Ya lo dijo el testigo:
"Estábamos
atadas
de por vida".

Como ya he dicho,
respiras fuerte,
pero es que
además
ríes como nunca
contagiando
el ambiente
necesario
de un olor
que nos proporciona
la fuerza
suficiente
para seguir
siendo
las mismas.

Todavía trabajas
(al menos cuando 
escribí esto).
Y todavía yo,
espero cada
fin de semana
como el encuentro
de la primera cita.

Sabemos
que el tipo
de lactancia
la pactarás
humilde con él.
Mientras tanto,
yo,
os acompañaré
sin remordimientos
con el espíritu
de crecer
y aprender
de vuestro ser
para bebernos
y comernos
como el mejor
postre
por hacer.

Rendir cuentas
no es lo mismo
que salir de cuentas.
Mi abono
caduca
el día que
supuestamente
nos han dicho
que te hemos de ver.
A partir
de entonces,
no renovaré
nada
en mi vida
más que la forma
de querer(os)

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