jueves, 29 de noviembre de 2018

Sin arcada no hay España

Lo dijo
Ignatius Farray
de Granadilla
de Albona.

Qué verdad.
La de levantarse
plegado
hecho
un trapo.
Meas
amarillo
con el cuerpo
aletargado
y te invade
un aliento
nauseabundo.
Como veis,
todo son
ventajas
al despertarse.
Con la cara
hinchada
y lleno
de gases
contaminantes.
Comienza
el proceso
de decongestión
mientras
la mucosa
se desenvuelve
como pez
en el agua,
mejor dicho,
como flujo
entre órganos.
Y te viene
una tremenda
contracción
con la primera
arcada.
Una suprema
sensación
de asco
que te recuerda
quién eres,
y a qué viniste.
Un ruido
desgarrador
al que no
acompaña
la expulsión
de ninguna
materia
viscosa,
solo
un cuerpo
tensionado
de músculos
atrofiados.

Una metáfora
preciosa
de un reflejo
involuntario
y de un país
que al despertar
maltrata
y ha sido capaz
de desgastar a
una generación entera.

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