Si sangramos,
si lloramos,
pues dormimos.
O eso decían
las abuelas.
Las nuestras
dicen poco,
pero por lo menos
siguen estando.
Hacemos fiesta
por la noche
y madrugamos
aunque sea
Sábado.
Quemas
como la lava
y cachorreas
todavía
con placenta.
El miedo
no aparece
y tenemos
todos
los findes
ocupados
para que
te diviertas,
para que
te acostumbres
a los olores,
a los sabores,
al tacto
de los que hacen
cola para
conocerte.
Nunca vi jamás
una barriga
tan perfecta
geométricamente
hablando,
porque
emocionalmente
escupiendo,
llevamos
toda la vida
haciéndolo.
Los regalos
te llueven
por todas partes
con guiños
personalizados
de cada gente
que en su mente
te tiene
presente,
El otro día
nos reinsertamos
en eso de darnos
placer
a dos manos,
que no se
nos olvide
nunca,
nuestro deber
de acompañarnos.
Te esperamos
con el gesto
abierto,
de ninguna
manera
con los brazos
cruzados.
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