"La mujer tranquila"
y valiente
sigue haciendo
de refugio
en un sentido
primario.
Nuevos estores,
sensaciones
y pesadumbres,
tus ovarios,
mis cojones
no te llegan
a la altura
de tus cordones.
La Pepa
no es una
Constitución.
La Pepa
es matrona,
madre
y compañera.
Una mirada
respetuosa
más allá
de la moda
de las tribus.
La luz
ya no te dura
en lo que subes
las escaleras.
Organizar cajones,
leer algún capítulo,
comidas ricas
al horno,
te tomas
el tiempo
para que
el tiempo
no te coja
desprevenida.
¡Cómo voy
a echar de menos
esas formas!
pero,
qué putas ganas
de tocerle
la cabeza
para conocer
su cara,
contar
incansable
cada dedo
de la mano,
cada dedo
del pie.
Qué privilegio
de momento
en el que
me oiga
y me busque
con su débil
movimiento
hasta encontrarnos
y ya
no separanos
nunca.
Solo
me he enamorado
una vez en la vida...
...voy a por la segunda
y ojalá
no sea la última.
Tengo que
aprender
a ocuparte
mi tiempo;
el de dedicarte
cada sonrisa
incesante,
sobretodo
ahora,
más importante,
de infante.
Para que algún día
seas tú
quien me
dedique
unas palabras,
rimante,
magnate.
Mientras tanto Mamá con ropa ya no oculta nada,
pero desnuda,
eclipsa a la propia Luna.
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