Hace un tiempo,
con la ilusión
de lo nuevo,
compramos
el discurso
sin condiciones.
Ahora,
pasado otro tiempo,
ese discurso
se diluye en agua
para volverse humo
tras las cenizas.
¡No! En realidad
no es tan dramático,
pero incoherente
sí que lo es un rato.
Nos ordenan sacar
las macetas rojas
y nosotras,
obedientes y confusas,
sacamos
las macetas rojas.
Condicionan
el ambiente,
los sujetos
y los objetos.
No debería
valer todo.
Locura transitoria
contradictoriamente
artificial,
flores de plástico,
aire mecánico,
sabor amargo,
ruido accidental.
Las macetas
no contienen
abono natural,
solo
la excusa anticipada
de disfrazar
un día especial.
Dichosas macetas rojas.
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