Comienza la sesión
de caricias
donde
lo importante
es la presencia.
Los cuerpos
se relajan
tranquilos
sabedores
del acolchamiento.
Un reconocimiento
facial
digno
de un invidente
para estrechar
el privilegio
del vínculo.
Los ojos,
la barba,
la nariz...
...incluso
la oreja
sirven
para colmar
un juego
cifrado
de emociones
recíprocas.
Tenerse
en cuenta
y tocarse
mucho
con movimientos
leves
que hacen
titilar
el sueño.
Conciliar
todos
los ámbitos
en un solo
momento
y unificar
criterios
para que
cuando
despertemos
la distancia
sea más corta.
El objetivo
no es que
el niño
se duerma,
sino que
te de el
permiso
de hacerlo
a su lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario