lunes, 14 de octubre de 2024

Taparse las orejas

Taparse las orejas
y abrir mucho los ojos
para sentir el ruido acolchado
de una ciudad
con demasiadas interferencias.
Taparlas y destaparalas
para descubrir las diferencias
y los matices auditivos.
Creerte única en el mundo 🌎 
mientras juegas,
en cierta manera,
a aparecer, desaparecer 
y volver a aparecer.

Una conquista universal
que a cada cual le llega
a una edad distinta,
pero que coincide 
en hacerlo con completa 
autonomía del resto.
Magia sensorial
en estado puro 
para experimentar
con tu propio cuerpo
las sensaciones
que te resultan agradables.
Como cuando te vuelves
consciente de que el pestañeo 
puede ser controlado,
o como cuando aprendes
a manejar la respiración 
y el tiempo de ausencia
de la misma.

Son exploraciones
en las que me reconozco 
y me redescubro de pequeño.
Yo también lo hice.
Con el tiempo, pasan a ser
pequeños experimentos 
que cumplen la función 
de los mecaninos de defensa
para escapar unos segundos
del estrés diario.
Una estampa espontánea 
donde pararse 
unos segunditos a disfrutar.
La naturalidad,
la inocencia,
la curiosidad,
la actitud científica 
sin sesgos.

Luego aprenderemos 
a que no siempre es
positivo taparse las orejas,
especialmente cuando se
trata de huir de alguna 
injusticia.
Entiendo el miedo,
entiendo la presión,
entiendo la vergüenza,
pero al agresor
OREJAZOS y GUANTAZOS
para no volver a huir,
para quedarnos y decir
que no nos van a volver
a hacer daño.

Taparse las orejas 
no conllevan nuevas
interrogaciones,
sino exclamaciones 
para gritar sin miramientos
que aquí estamos
y que hemos venido para quedarnos.

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