pero con el tiempo
conseguirás bailar con tu dolor 🤕,
estoy seguro.
Mi abuela se llama Dolores
y Reincidentes le hizo una canción.
Pero este no es un texto
sobre mi abuela
ni sobre una canción;
este es un texto-coreografía
de cómo, cada una,
lidia con su pesar.
Hace tiempo aprendimos
que no hace falta bailar agarrad@s,
que tenemos independencia
del otro o de lo otro
para marcar nuestros pasos
y nuestro propio ritmo.
Que sabemos que existe,
que inevitablemente
tenemos que convivir con él,
pero que irremediablemente
no nos hace más débiles
o más inútiles.
Es tener el poder.
Bailaremos juntos con tu dolor
y más adelante
podrás bailar junto a mí
por el mío,
sé que para ti es importante.
Ninguno nos quedaremos sentados
viendo desde la distancia
cómo se desata todo
en medio de la pista.
No habrá un beso-broche
al final del baile,
pero seremos capaces
de mirarnos a los ojos
y bailar simétricos
sin ni siquiera tocarnos.
El arte de bailar con el dolor
pasa por la fortaleza inconfundible
de saberse acompañado,
no hay otra manera,
y quien no pueda o no quiera
todavía estará a medio camino.
Nos pasamos gran parte
de nuestra vida
conviviendo con el dolor,
esa es otra certeza.
Hasta que conseguimos
aceptarlo y tomamos la decisión
unilateral de afrontarlo
desde y con
una actitud necesariamente
saludable.
Las canciones,
igual que los textos,
no curan ni solucionan nada,
pero existen
para comprender
que no estamos solas
en este mundo.
Y eso sí que es el inicio
de una posible curación.
Nos van a ver volver
y que nos quiten lo bailao,
si pueden.
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