pero me mueve la posibilidad
y por supuesto
el derecho a cambiar de opinión.
Pongo el foco
en el resto
aunque sea yo
quién describa el objetivo
y pase lo que pase,
en ultima instancia,
yo también tendré
el derecho legítimo
a marcharme.
Me dirijo con las ideas claras
a Tirso de Molina,
en transporte público
y a solas,
como a mí me gusta.
Buscándole una explicación,
una intrahistoria
para cuando me den permiso
de contar la mía.
Una canción de 2018,
el mejor año de mi vida,
diez años después
del mejor disco de la historia,
como los diez renglones
repartidos en dos párrafos.
En mi brazo derecho,
con todo el estilo de mi mano,
con toda la fuerza
de su hermano mellizo,
el izquierdo.
De mi puño y letra,
con el que te cuento
todo lo que tiene
que ser contado sin mordazas.
Desde mi refugio
en tu portal,
son ya muchos años,
ya era hora de inmortalizarlo
hasta que solo seamos
hueso y ceniza.
Una llamada urgente
a las musas,
a la improvisación,
a la espontaneidad,
a la intuición,
a los significados.
Canciones y cuentos
sin final
porque puede
que nunca llegue,
que nunca entre,
que nunca vuelva.
La voluntariedad
y el consentimiento
de estar o no estar
con completa libertad.
Ofrecerse a l@s demás
puro, sincero, comprometido.
Pero también darme la vuelta
habiéndome despedido
humilde y honesto.
Ofrecérmelo a mí mismo.
Filosofía en vena
y acordes regadera.
Porque yo sí que soy
dueño de mis emociones,
y de mis decisiones,
y de las putas partituras
que quiera componer y componerme.
Te invito a cruzar
la puerta conmigo,
que comience la función
de conocernos sin prejuicios
y si no quieres
te espero al otro lado
de pie y con la mirada asamblearia.
Espero que esperes
lo mismo de mí,
porque si no,
hasta luego y menos ver.
Te lo escribo a ti
que me lees,
lector, lectora,
quien seas,
sabes a lo que atenerte.
Pues todo eso y más significa.
Expresar sin condiciones
ni limitaciones,
sin antiguas cadenas
que te amarren
a mares extintos.
Desde la piel más suave
hasta la más arrugada,
con coros que nos avalen
y una orquesta
que nos dignifique,
a ti y a mí,
seas quién seas,
a ti y a mí,
con las ventanas sin cerrar,
la puerta abierta
y la cama sin hacer.
A partir de ahora
podrás mirarme,
hablarme
y hasta leerme.
"¡Me acuerdo de tí, me cago en tus muertos!"
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