tercera salida de la
primera rotonda,
recta en la segunda
y a coger el camino
tres kilómetros
hacia la casa de la ladera.
Antes habíamos pasado
por San Juan de la Arena,
donde desemboca el río Nalón,
el mismo que nace
cerca de una fuente
en el puerto de Tarna,
arriba de la Puebla.
Casi todo está relacionado
y si no lo estuviese,
ya nos buscamos las mañas
para que lo esté.
La Farru regentaba el lugar
con sus cuatro pollitos
y sus cinco amigas
y Sam,
un perro reencarnado
en la hospitalidad
más absoluta
nos dio unos buenos rabazos.
El objetivo siempre
pasa por disfrutar,
pero también por tener
en cuenta la gran tarea
de los cuidados
dirigida hacia cualquier ser vivo.
Así lo hicimos
porque no sabemos
hacerlo de otra manera.
Durante todas las vacaciones
fuimos viendo
aquellas flechas amarillas
que marcan un camino
demasiado comercializado,
pero con una historia
tan profunda
como cada paso transcurrido.
Así descubrimos
la primera playa de nuestro
tercer tramo,
desde el hospital de los peregrinos
en Soto de Luiña
hasta llegar con lluvia
a San Pedro de la Ribera.
Es fantástico que el Norte
te obligue a jugar
a sacar el chubasquero
y ponerse las capuchas.
Repetimos en aquel
sitio para caravanas
con una de las maestras
de nuestra vida,
y con su Fer,
porque a diferencia de Nina,
Ana no pierde nada
y a nadie en su paseo.
Qué ilusión tan grande
disfrutar de tu gente
en lugares más amables
que los que acostumbramos.
Que se jodan los youtubers
evasionisitas,
a él se le cayó su segundo diente
un martes y trece
porque todavía no conoce
las supersticiones.
Por eso fuera de casa
es cuando más colecho hacemos
y según el día,
o mejor dicho la noche,
nos intercambiamos
entre sofás, camas y mantas.
Cudillero sigue siendo
el mismo pueblo pesquero,
laberíntico y rocoso.
Las que no somos las mismas
somos las personas,
pegándonos por el aparcamiento,
las aceras y las reservas.
Incluso así, vimos
que todavía quedaban
rojas y feministas,
un revulsivo
como cuando parecía
que todo iba a cambiar
para luego no cambiar nada.
Calabacines y sidriñas,
aperitivos y cafés
a la misma hora de siempre
y la gente de siempre
en distintos puntos cardinales.
En Luarca se aparca a las afueras
y se tiran a la virgen al mar,
dónde fueres haz lo que vieres.
Por eso ni coches
ni muñecas de madera,
son fáciles de arder.
El primo Sergio
y el astillero de Navia
en fiestas para dar
descanso y regocijo
a toda la podredumbre
de lunes a viernes.
Fuimos a la playa de Cueva
para encontrar un
poco de sombra
seguramente en el día
más caluroso del verano
en el Norte.
Camis sociales,
camis musicales,
camis conceptuales.
Sin mangas para enseñar
el eterno palo zamorano
y las recientes estrofas
sobra las inspiraciones.
Del barrio al palacio
porque los ricos
no podrán esconder
su patrimonio,
ni sus muros,
como el de Nalón.
Mi capitán, mi comandanta,
cenas, crianzas y cuentas,
cuentas pendientes
que no tengo vida
para saldar.
Aquella excursión
al bosque de Eucaliptos
nos cambió la mirada
por el hecho de que
intentarlo,
a veces,
tiene recompensas
a modos de descubrimientos
y oportunidades.
Escuela y pensamiento,
como las griegas.
Otra piedra en
la playa de Frejulfe
para sellar un equipo
entre Galicia, Asturias y Madrid.
Nunca estuve con tanta maestra junta.
Nos quedaba un mirador,
el de Vidio,
pero la niebla, la lluvia
y las cabras nos lo negaron.
Otra excusa para volver
que no necesitamos
porque hace mucho
que mal dimos cuenta
del dónde y con quién.
Una bella forma de despedirse
de las tierras
que nos vieron crecer,
las que nos han constituido
y las que construirán
a nuestr@s hij@s.
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