casi como si fueran órdenes
nacidas de una necesidad
o un interés personal.
"Mira" porque la tienes que mirar
y "escucha" porque la tienes
que escuchar,
ambas de la primera conjugación.
Con apenas dos años
ha aprendido
que con estos dos toques de atención
encuentra la manera
de ser mirada y escuchada,
es lo que le corresponde.
Son señales que nos recuerdan
que nuestra buena práctica
se basan en eso.
Son pistas que nos obligan
a coger un camino determinado,
a tomar una decisión consciente
hacia el objeto
de nuestro acompañamiento.
Ver y oír
son sentidos
que tenemos casi todas,
pero también son habilidades
que no atienden casi nadie.
Lleva razón
cuando quiere que la mires
o cuando quiere que la escuches,
solo hace falta estar preparada,
ser honesta y demostrar valentía.
Son coletillas
como el par
que suele llevar anudadas
en su cabeza.
Un propósito de enmienda
que debe ser recogido
con todas las fuerzas que te queden
y con todas las ganas disponibles.
Porque llegará un día
que evitarán
ser mirad@s y escuchad@s
y será entonces
cuando vengan los arrepentimientos.
Recogen el testigo
de lo que llevan recibiendo
desde que nacen
con ruegos, preguntas y solicitudes
y es entonces
cuando hay que estar a la altura.
Ni todo el mundo lo consigue,
ni todo el mundo que lo intenta
lo hace bien,
pero la clave
es tenerlo siempre en cuenta.
Me acuerdo cuando el mayor
utilizaba la expresión
"verás"
para enseñarte algo
o a modo de inicio
de una explicación importante.
Ahora la pequeña
es más directa y concisa,
más humilde y cercana,
tan exclusiva como íntima,
intenta captarte sin equidistancias.
Ambas expresiones,
son legado y herencia
de sus educadoras,
de sus primeras referentes,
y eso deja tanta huella
como fuerza recobra la memoria.
Ya puedo tener
la visión dañada
o el tímpano reventado
que cuando me digas
mira o escucha,
el planeta entrará
en una nueva época glacial
para que l@s que estemos cerca
solo tengamos
una cosa que atender.
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