miércoles, 14 de febrero de 2024

Con-sentimiento

¿Papá, podemos leer el cuento
del sentimiento?

Se refería a un libro
que nos da estrategias
para conversar en torno
al concepto del CONSENTIMIENTO,
ese mismo
que la mitad de una país
se niega a reconocer
como un derecho humano y universal.
Conocer las partes del cuerpo,
respetar las decisiones de las personas
o detectar y reconocer
el malestar que generamos 
a veces,
son algunas de las cuestiones
que se ponen en juego.

Mi/su/nuestra primera 
conversación del consentimiento,
no es un cuento
para niñ@s,
es un contenido
para toda una sociedad
que vive cegada
por el materialismo,
la cosificación y el machismo.
Porque sí,
esta vulneración y discriminación
solo va de un lado contra el otro
y no viceversa
pese a todas nuestras resistencias.

Pedir permiso,
tener en cuenta los deseos
del otr@,
respetar y comprender
las demandas
y el derecho a cambiar de opinión
en cualquier momento,
son pilares fundamentales
del tema que nos atañe.
Hablar sobre el consentimiento
no es adoctrinar,
y si lo fuera
que así sea,
es educar y acompañar
desde el feminismo
y no otra cosa
con distinta denominación.

Que aprendamos a aceptar
los noes, las negativas o los rechazos
son aprendizajes más significativos
que tener vocabulario en inglés,
clowns, que sois unos clowns
con todo el respeto
a la profesión de payas@.
Por eso es fundamental
entender que sí es sí
o que no es ni,
pero también 
el comprender que cambiar
de opinión siempre 
es una opción.

Lo que no es una opción
es ser de la manada,
ser un negacionista
de la violencia machista
con todas sus ramas
o reproducir cualquier actitud
que conlleve desigualdades
por el hecho de que 
la de enfrente sea mujer.
Nuestra primera conversación
sobre consentimiento
es un alegato
por la lucha a través
del feminismo
y un posicionamiento
político, cultural y social.

En realidad 
no ha sido
nuestra primera conversación
sobre el consentimiento,
porque desde que nacisteis
cualquiera de l@s dos,
vuestra madre y vuestro padre
os cuidamos, criamos y educamos
en estos términos,
sin ambages ni equidistancias,
con compromiso y convicción.
Para que más tarde,
aunqie no muy tardes,
seáis capaces de defender
en vuestros círculos más cercanos
y los más alejados,
la idea de convivencia
a través del respeto,
con conciencia de clase
y la identidad feminista
que merecen nuestras sociedades.

Desde el útero,
la cuna o el colecho
con consentimiento.

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