lunes, 26 de febrero de 2024

36 ramas

Puede que sea el último año
que le escriba a mi propio
cumpleaños, quién avisa 
no es Rajoy.
Celebro el segundo aniversario
de mi segunda paternidad,
una bonita casualidad
al alcance de muy pocos.
Porque esto sí
que lo hicimos sin planificar,
dejándonos llevar
por los deseos y los sueños,
también por
la rabia y la ira
que como el estrés,
son una de las variables
que hacen que 
nos levantamos por la mañana.

Hij@s del invierno, eso sí.
Sigo defendiendo
la estación del frió 
cada vez venida a menos
como mi preferida
y como la que mejor me hace sentir.
Puede que aparente
más de los años que tengo,
no tengo dudas pero tampoco complejos.
Unas ojeras que tiran para atrás
a quien ose observarlas,
pero no son de cansancio,
son de las horas en vela
que me gustaría
estar eliminando nazis.

Estoy contento con mi vida
y con el transcurrir de los días.
Eso no sé si lo puede
decir todo el mundo,
pero estoy conforme
con lo que tengo
aunque no se me olvida
arrimar el hombro
por lo que me gustaría
que tuviéramos todas.
Físicamente no estoy
en mi mejor momento,
pero tengo una lucidez
que lo compensa todo.

Le sigo fallando
a más gente de la que me gustaría,
eso quiero cambiarlo,
pero también soy sincero
y auténtico con mis limitaciones
y prioridades.
Tengo días
en los que me gustaría
coger uno de esos tractores
que se han puesto de moda,
pero sin banderita,
siempre sin bandera,
y arrollar con algunas cosas.
Pero también tengo 
el tiempo suficiente analíticamente 
hablando, como para pensar
mis siguientes pasos.
Eso me facilita mucho la vida.

El café y el tabaco también.
Defectos de adicto
que participa del sistema,
claro que tengo mis contradicciones.
Cada vez pienso más
en cómo quiero ser
y de quién me diferencio más,
es una forma de verlo.
Me cuido a mi manera
y cuido hasta reventar,
pero aquí y ahora,
en este texto,
no diré nada sobre mis hijos.

Estoy desencantado
políticamente
y me engancho al curro
como puedo.
Sigo viendo al transporte
público como una de mis musas
y mi odio no cesa,
tampoco quiero,
en mi casa no caben magdalenas,
pero sí mujeres
y pensamiento y estilo de vida
feministas.
La ideología que elegimos
y de la que nos nutrimos.
Las que vengan después
tendrán que elegir las suyas,
pero de momento,
lentejas y patatas,
antifascismo.

Mis pasos no caminan solos,
hacen de sombra
a quien desee ser cobijada
y por las noches
no me importa dormir poco,
me he reconstruido,
también,
en base a las necesidades
de l@s otr@s.
Y quien quiera entender
que entienda
y quien no tenga un mínimo
de empatía,
paredón, fosa y cuneta.

No me reconozco
en l@s cantautores
que ya solo componen
al desamor,
pero tampoco solo al amor.
Es tanto lo que atraviesa
a la vida,
que no hay papel, ni internet,
ni tinta, ni yemas de los dedos
que me sirvan para
auto satisfacerme.
Pero el objetivo lo tengo,
la actitud también,
el compromiso no falta.

Me ha vuelto a pasar
y no es muy usual,
que quiero seguir escribiendo,
que no quiero cerrar este texto
porque mientras encadeno
puntos y apartes
me fluye instantáneamente
lo que quiero expresar después.
Es sanador e inspirador
al mismo tiempo,
diagnosticar cada rama
que se enreda en cada fase,
en casa momento o situación
que resulten mínimamente
significativas.

Es terapéutico hacer lo
que yo hago
y no es porque lo haga yo,
sino porque me lo he demostrado
mil y una veces.
Mi cumpleaños,
igual que mis pasos,
es una sombra
desde hace dos años
porque así lo he querido yo.
No es restarle importancia,
es dársela a quien realmente
la necesita.
Por suerte,
llevo toda una vida
bien acompañado, valorado
y respetado,
y todo ello 
no se aglutina en el día
en que cumples años.

Ya estamos en la equidad
de marzo,
casi un mes entero entero
en el que compartimos años.
Esa es mi conclusión,
la de que después 
de casi diecinueve años
hayan cambiado muchas cosas
para que nosotras permanezcamos
indemnes.
Soplaré las velas
desde la distancia,
por detrás y con un rol secundario
para empujarte a conseguir
lo que te propongas.
Yo ya lo tengo todo.
Gracias.

_A mis 36_

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