jueves, 29 de febrero de 2024

Bisiesto de 2024

Hola, Bisiesto.
Se me ha ocurrido escribirte
para contarte cómo nos va,
cómo me va.
De esta manera,
cada cuatro años,
podré/podremos actualizarte
cuánto hemos cambiado,
cuánto te has perdido
o cuanto te has ahorrado.

En términos sociales
y generales 
nos va regular tirando a mal.
No logramos avanzar a duras penas
y lo poco que conseguimos
resulta inevitablemente insuficiente.
Siempre con la sensación
y la necesidad de ir a contracorriente
porque lo sistemático
no nos mola nada.
Es verdad que,
individualmente,
nuestras aportaciones
no se notan casi nada,
pero esto va de coherencia
y consecuencias,
por lo que no me rindo
al redil de lo que supuestamente
se espera de nosotras.

Lo de que la vivienda 
es un derecho
sigue siendo mentira.
Sobrevivimos casi
sin saber flotar
en medio de un océano
lleno de tiburones.
Las facturas abusivas
de los servicios contratados
no hacen más que darnos disgustos;
acostamos pronto y con prisa
a l@s cachorr@s
para sentarnos en el salón
a echar cuentas
que ni siquiera comprendemos.

Los sueldos son placebo
y la conciliación
una de las asignaturas 
pendientes y eternas
que no logramos resolver
sin consecuencias
para nuestr@s hij@s.
La extrema derecha
y la derecha más cobarde
están en auge
tanto en España,
como en Europa,
como en el mundo.
No hacemos 
más que verle 
las orejas al lobo
mientras nuestros semejantes
se están comiendo 
nuestras sobras.

Nos gobierna
la opción menos mala
de todas las malas posible,
pero sigue siendo mala.
Parches y cortafuegos,
pildoritas y discursitos
para que parezca
que fuera a cambiar algo
y luego no cambia nada.
Ahora están en Madrid
los tractores
reclamando un jornal 
y condiciones dignas,
solo que parte de ellos,
vienen estando representados
por buleros y negacionistas.
Y así con todo.

Te cuento que
los niveles de agua
son alarmantes,
tan preocupantes
que han comenzado
las restricciones en algunas zonas.
Como lo del calor en invierno,
enero y febrero
con temperaturas tan primaverales
que las terrazas de Madrid,
donde se respira libertad de la buena,
están a rebosar
porque estamos en el lado
bueno de la historia:
el fascismo.
Quizá cuando te salude
dentro de cuatro años,
pueda decirte
que Ayuso ha desaparecido
y el crimen todavía
está sin resolver.

La salud mental
el gran tabú de nuestras sociedades.
El machismo su mejor aliado.
Las guerras
y la normalización de las mismas
en auge.
La fe decayendo
peoe sigue reinando
la más clasista de todas.
Escribiendo sobre el reinado,
sigue habiendo monarquía
pero con las vergüenzas destapadas,
algo es algo.

Si el bisiesto sirve
para compensar
los días que tardamos en
recorrer la órbita al sol,
también estaría bien
que cada bisiesto
nos compensaran
con subidas salariales
por hacer sobrevivido
a tanta violencia estructural.
El día que la violencia
estalle en las calles,
quizá todos los años
se vuelvan bisiestos
por eso de tener un día más
para callar bocas.

Mis cachorr@s tienen
cuando y dos años.
En el próximo ya tendrán
nueve y seis,
estarán en primaria.
Su madre y su padre
no sé dónde estaremos,
la única certeza
es la de que estaremos 
a su lado 
Nuestra perrita ya no está,
pero espero que
nuestro gato siga estando
en 2028
("pá tu cara mi chocho",
no quería dejar esta
rima de lado)

Son demasiados años
como para poder
imaginarse nada en concreto,
pero molará volver
al pasado y discernir
algunas coincidencias,
mucha derrotas
y escasas victorias
que nos motivarán
para los siguientes.
El planeta da miedo,
pero no tenemos otro
y tenemos que seguir
luchando por preservarlo.

Quizá la educación,
la ciencia o la cultura
serán las que encuentren
las formulas adecuadas
para que el capitalismo
y la política antigua
desaparezcan algún día.
También el fascismo
con todas sus formas,
siluetas y caretas.
Una sociedad sin fachas
ni nazis solo puede
ser más libre, 
más divertida
y mucho más inteligente.

Que yo que sé,
pero me apetecía hacerlo.
Que se vayan a tomar por culo
los que necesitamos
que se vayan a tomar por culo,
y mucho amor y barricadas
para las personas que nos interesan.
Especial mención a Sara Galán,
tengo una mala noticia,
te quiero muchísimo,
pero también muchísimo menos
de lo que lo haré en 2028,
espero que seas paciente.

Chao bisiesto de 2024,
hoy llegaremos a 15 grados
de máxima;
este puede que sea el dato
que nos mate
antes de llegar
a los próximo cuatro años.



miércoles, 28 de febrero de 2024

Alucinante

Es lo que le contesto
cada vez que me cuenta algo
de manera espontánea.
Y verdaderamente
lo pronuncio con emoción
por eso de dejarme
sorprender
cuando me cuenta algo
por iniciativa propia.
No le miento,
nunca le he mentido.

Me alucina
cuando me llama
para que acuda
para enseñarme algo.
En esos segundos
de incertidumbre,
gozo con las ideas
que va a presentarme.
Me gusta especular
en lo que se habrá
inventado esta vez
y me dejo llevar
por las ganas del descubrimiento.

Si todo lo que hace
me parece alucinante
es precisamente
porque él
me resulta alucinante
en todos sus sentidos,
por todos los costados,
desde todos
los puntos cardinales.
¡Alucinante, hijo!
le repito día tras día.
Y no tiene que ver
con magnificar
sus actitudes
ni con exagerar
sis acciones,
tampoco con tergiversar
si pensamiento;
tiene que ver con
hacerle justicia
de todo lo que merece
ser valorado y reconocido.

Me regaló auténtico
de veras
cuando tiene que ver
con corresponderle
para que entienda
mejor el mundo.
Toda explicación es poca
en relación
a estructurar el contexto.
El compromiso es necesario
si queremos
que no se sientan 
sol@s en el planeta.

Me alucina lo alucinante
de su presencia,
lo que ya sabe
y lo que deja en la reserva
para mostrar.
Porque es muy capaz
de planificar sus pasos
con cinco años
y todavía conozco
a algún adulto
que no es capaz
ni de mantenerse en pie,
imagino, por las inclemencias
de algunas experiencias.

Así que sí,
siempre pondré
el foco de mi esfuerzo
en hacerle saber
todo lo que vale,
no porque sea mi hijo,
que también, faltaría más,
sino por el reconocimiento
de la fuerte exigencia
de pertenecer
a los seres humanos.
Una vez más
tiene que ver
con las habilidades sociales
y comunicativas,
con las de habilitar y facilitar,
con las de compensar y complementar.

Alucinante me parece
compartir el mismo planeta,
convivir en la misma casa
tantos años quieras
postergar tu independencia,
dormirte cada noche
pese a que le robas
espacio a la cama
con el paso del tiempo,
y mirarte a los ojos
cuando sientes
el orgullo y la necesidad
de contarme algo
que son saberlo,
te está construyendo
por dentro y por fuera.

Si dentro de muchos años
se te olvida quién eres,
lo que fuiste
o lo que andabas buscando,
puedes acudir a este 
refugio tuyo/mío
para reencontrarte
con tu pasado,
relacionar tu presente
con mi futuro
y elaborar nuevos sueños.

martes, 27 de febrero de 2024

La señora de negro y su acompañante de amarillo

Suben al autobús como pueden,
lentas y torpes,
buscando el primer sitio
reservado.
El conductor no espera
a que se acomoden,
pero van de la mano
para sujetarse fuerte
a la vida.
Se sientan en 
el mismo asiento,
juntas y frágiles
como sus miradas.
Van con mascarilla
y abrigos de invierno
para que el frio
solo les alcance
en las sienes.
La acompañante
no le suelta la mano
y la mira
como se miran
a los objetos antiguos y de colección.
La de negro mira
porque tiene
que mirar a algún sitio,
pero no observa 
nada en especial,
solo se deja llevar
por el acompañamiento seguro
de la de amarillo.
Intercambian algunas palabras
que no logro interceptar
y doy por hecho
que se dirigen
a alguna cita médica,
pero en realidad no importa,
lo que me importa
son sus formas de estar,
sus presencias,
lo que significan
cuando alguien ajeno a ellas
las mira.
Y me enamoro 
de la imagen
mientras intento dar
sustento a mi hija,
que va en el carro
también situada
en una zona reservada.
Las arrugas de la de negro
se simbiotizan
con la seriedad y la preocupación
palpables de la de negro.
Me identifico en ellas
y con ellas
y me gustaría ser 
la de amarillo,
pero tampoco
me importaría ser la de negro
siempre que estuviera
acompañado por alguien
como la de amarillo.
Me invade la ternura
de lo que implica cuidar
y ser cuidado,
dejarse cuidar sin equidistancias
reconociendo humilde
que necesito irremediablemente
a otras personas a mi lado.
Y concluyo que así quiero
que se mi vida,
tanto de un lado 
como del otro.
Nos bajamos del autobús
sin despedirme
con la mirada
porque en cinco minutos
ya lo he visto todo,
ya he entendido todo
lo que me hacía falta.
Piso la acera agradecido
por esa imagen espontánea
y regalada de la que nadie
es consciente excepto yo.
Por eso lo escribo,
por la obligación
de describir
lo que todas sentimos y vemos
en algún momento
pero que por desgracia,
no dedicamos un tiempo
a estudiarlo, a rememorarlo,
a materializarlo.

La señora de negro y 
su acompañante de amarillo
¡mujeres tenían que ser!
¿cómo no?

_A las imágenes con
personajes anónim@s
que nos regala 
el transporte público_

lunes, 26 de febrero de 2024

36 ramas

Puede que sea el último año
que le escriba a mi propio
cumpleaños, quién avisa 
no es Rajoy.
Celebro el segundo aniversario
de mi segunda paternidad,
una bonita casualidad
al alcance de muy pocos.
Porque esto sí
que lo hicimos sin planificar,
dejándonos llevar
por los deseos y los sueños,
también por
la rabia y la ira
que como el estrés,
son una de las variables
que hacen que 
nos levantamos por la mañana.

Hij@s del invierno, eso sí.
Sigo defendiendo
la estación del frió 
cada vez venida a menos
como mi preferida
y como la que mejor me hace sentir.
Puede que aparente
más de los años que tengo,
no tengo dudas pero tampoco complejos.
Unas ojeras que tiran para atrás
a quien ose observarlas,
pero no son de cansancio,
son de las horas en vela
que me gustaría
estar eliminando nazis.

Estoy contento con mi vida
y con el transcurrir de los días.
Eso no sé si lo puede
decir todo el mundo,
pero estoy conforme
con lo que tengo
aunque no se me olvida
arrimar el hombro
por lo que me gustaría
que tuviéramos todas.
Físicamente no estoy
en mi mejor momento,
pero tengo una lucidez
que lo compensa todo.

Le sigo fallando
a más gente de la que me gustaría,
eso quiero cambiarlo,
pero también soy sincero
y auténtico con mis limitaciones
y prioridades.
Tengo días
en los que me gustaría
coger uno de esos tractores
que se han puesto de moda,
pero sin banderita,
siempre sin bandera,
y arrollar con algunas cosas.
Pero también tengo 
el tiempo suficiente analíticamente 
hablando, como para pensar
mis siguientes pasos.
Eso me facilita mucho la vida.

El café y el tabaco también.
Defectos de adicto
que participa del sistema,
claro que tengo mis contradicciones.
Cada vez pienso más
en cómo quiero ser
y de quién me diferencio más,
es una forma de verlo.
Me cuido a mi manera
y cuido hasta reventar,
pero aquí y ahora,
en este texto,
no diré nada sobre mis hijos.

Estoy desencantado
políticamente
y me engancho al curro
como puedo.
Sigo viendo al transporte
público como una de mis musas
y mi odio no cesa,
tampoco quiero,
en mi casa no caben magdalenas,
pero sí mujeres
y pensamiento y estilo de vida
feministas.
La ideología que elegimos
y de la que nos nutrimos.
Las que vengan después
tendrán que elegir las suyas,
pero de momento,
lentejas y patatas,
antifascismo.

Mis pasos no caminan solos,
hacen de sombra
a quien desee ser cobijada
y por las noches
no me importa dormir poco,
me he reconstruido,
también,
en base a las necesidades
de l@s otr@s.
Y quien quiera entender
que entienda
y quien no tenga un mínimo
de empatía,
paredón, fosa y cuneta.

No me reconozco
en l@s cantautores
que ya solo componen
al desamor,
pero tampoco solo al amor.
Es tanto lo que atraviesa
a la vida,
que no hay papel, ni internet,
ni tinta, ni yemas de los dedos
que me sirvan para
auto satisfacerme.
Pero el objetivo lo tengo,
la actitud también,
el compromiso no falta.

Me ha vuelto a pasar
y no es muy usual,
que quiero seguir escribiendo,
que no quiero cerrar este texto
porque mientras encadeno
puntos y apartes
me fluye instantáneamente
lo que quiero expresar después.
Es sanador e inspirador
al mismo tiempo,
diagnosticar cada rama
que se enreda en cada fase,
en casa momento o situación
que resulten mínimamente
significativas.

Es terapéutico hacer lo
que yo hago
y no es porque lo haga yo,
sino porque me lo he demostrado
mil y una veces.
Mi cumpleaños,
igual que mis pasos,
es una sombra
desde hace dos años
porque así lo he querido yo.
No es restarle importancia,
es dársela a quien realmente
la necesita.
Por suerte,
llevo toda una vida
bien acompañado, valorado
y respetado,
y todo ello 
no se aglutina en el día
en que cumples años.

Ya estamos en la equidad
de marzo,
casi un mes entero entero
en el que compartimos años.
Esa es mi conclusión,
la de que después 
de casi diecinueve años
hayan cambiado muchas cosas
para que nosotras permanezcamos
indemnes.
Soplaré las velas
desde la distancia,
por detrás y con un rol secundario
para empujarte a conseguir
lo que te propongas.
Yo ya lo tengo todo.
Gracias.

_A mis 36_

viernes, 23 de febrero de 2024

Año 2 Después de Gala

Cada vez con más movimiento,
más lenguaje
y más expresión,
esa misma que le falta
por la mañana
al mar ingente
de gente infeliz.
El pelo cada vez más largo,
cuando sale del baño,
mojado y enredado
para que se lo peine
como si fuera la única
cosa importante
que me quedase por hacer.

La construcción de frases,
el término de cada estrofa de canción,
la anticipación empírica
de lo que toca a cada momento.
No es que se haga mayor,
es que todas
hemos crecido a su lado.
Se lo debemos.
Si durmiera en una jaula,
la jaula amanecería
destrozada cada madrugada.
La forma legítima
que tiene de dormirse,
siempre con algo en la mano
y los ruidos que produce su boca.

Sigue cuidando de su pueblo
en cada viaje 
en transporte público.
Ya la conocen,
la saludan,
la buscan
en los sitios reservados.
La admiración por su Tate
solo es comparable
por la adoración de sus pamadres.
Sabe que no fue la primera
pero ya se ha equiparado
a las que vinieron antes.
Sus horquillas en la derecha
para imprimirle fuerza
en toda la parte izquierda
de su cuerpo.

Conoce el corazón,
sus implicaciones
y su posición,
también su sonido
y que cada una tiene uno.
Ojea cuentos que le corresponden
y otros por herencia
que todavía no le tocan.
Le importan sus referentes
y se lo hace saber
con una sabiduría y fidelidad infinitas.
Tiene carácter
y una personalidad muy marcada,
sororidad y empoderamiento
de base, aunque todavía
no lo sepa, son conceptos
que explorará el resto de su vida.

Caminante consolidada,
se regala al desplazamiento diario 
con humildad y preparada
para el descubrimiento.
Está en la etapa
en la que no le importa
sacarse un moco
mientras la miran a la cara,
que envidia.
Viaja en moto y patinete,
acompaña en carro
y duerme a sus bebés
en una cuna
que no solo desprende
sabor a continente,
sino esencia de contenido.

Dos años Después de Gala
sigue siendo la mejor
coincidencia de mi vida,
la de que por casualidad
y sin haberlo planificado,
naciéramos el mismo día
con decenas de años de diferencia.
Tu hermano
ya ha escuchado
la sentencia dada
en directo,
a mí me queda pendiente
tatuármela.
Pero sé, 
que cuando tú la escuches
entre miles,
te sentirás identificada,
única en el planeta
por lo que representas,
Mi Miraflores,
mi clavel clavado,
mi bellísima serrana.

Gracias por deslocalizarme
el foco,
es tu turno
y pienso atenderlo
como la llama
que no dejamos desvanecerse
de la chasca.
No te huelo,
no te enfoco,
pero hasta que no me corten
las manos,
seguiré teniendo
todo lo que necesito
para que me sientas a tu lado.

_Al segundo aniversario de Gala_


sábado, 17 de febrero de 2024

Muchas gracias, muchas veces

El otro día se lo escuché
decir a un argentino:
muchas gracias, muchas veces.

Nunca me sentí a su nivel,
ni al personal,
ni lógicamente al profesional.
De eso hace muchos años
pero nunca sufrí por ello.
Era tanta la admiración
y la posibilidad de aprendizaje,
que maduré con ella
20 años en apenas 4.
Estás un escalón por encima,
recuerdo que la decía,
aunque en realidad
pensara que eran varios.

Ella nunca se rebajó,
simplemente me aceptó
e interiorizó con humildad,
con la suficiente solidaridad
como con la que
te ofreces a la persona mayor
de tu bloque.
Su pelo rojo, su outfit moderno,
sus gafas, sus pendientes,
sus cigarros,
su manera de hablar.
Años después,
asenté todas aquellas vivencias
cuando ya apenas teníamos relación.

Me sirvió para situarme
y para situarla,
para echarla de menos
como la mejor de las amistades
que tuve nunca
y como el anhelo
de algo precioso
que ya no podría volver a tener
porque la vida
a veces nos distancia
sin explicación alguna
y no hay más respuestas que esa.

Me brindó en bandeja
conceptos, ideas
y ejes transversales
cómo feminismo,
sororidad y resiliencia.
También detalles básicos
de la teología.
Y un puñado de cuidados
sin saber que yo
los ejecutaría años más tarde
con mis furur@s hij@s.

Por aquella época
fue la primera vez
que me enseñaron
la palabra acompañamiento
y no solo eso,
sino que me dieron
las bases de cómo hacerlo
profesionalmente.
Fue Diego,
seguramente ella se acuerde.
Nos hicimos acopio
fuera del horario laboral
y nos acompañamos
en noches Interminables,
donde cada conversación
era una especie de regalo
como esa mano
que te ofrecen
para conciliar el sueño.

Tuvimos el mismo final,
el de un despido inesperado
que acabó con toques
conciliadores;
cada una lo llevó
a su manera,
pero nuestro tiempo,
aunque no quisiéramos
reconocerlo,
estaba llegando a su fin.

Después de eso,
nos hemos visto
unas pocas veces
que se cuentan
con los dedos de las 
dos manos.
Lo inteamos de veras,
pero la inercia
de dos caminos que toman
rumbos diferentes
es demasiado fuerte.
Fue como una especie
de duelo
donde viví
por primera vez,
todas sus fases.

La intervención social
nos conectó
en cuerpo y alma,
esa misma
que nunca he podido
desnudar
excepto con algunas
personas,
incluida ella.
Después,
un par de cafés en días sueltos,
una sesión de musicoterapia
y si boda,
el último gran evento
que compartimos
con toda la fisicidad
de nuestro cuerpo.

A partir de ahí,
algún mensaje esporádico
especialmente en los cumpleaños
y algún recuerdo
de los que hicieron
historia en nuestra memoria,
la huella más preciada
que nos dejamos.
Por último,
un texto.
Un texto tan inspirador
como doloroso
con un desenlace
que canta a la esperanza
y no,
no me refiero al mío,
no siquiera es mío.

No pretendo responder
a tus palabras
y ahora te escribo
en primera persona;
solo te recuerdo
lo que fuiste para mí
y lo que siempre serás
cambie o no cambie nada.
Tú eres presente
y nosotras somos pasado,
ojalá haya posibilidad de futuro.
Contigo descubrí
la gran asignatura pendiente
de esta sociedad,
la salud mental,
sin saber que desde 
mucho antes ya me estaba
acompañando en casa.

Por si sirve de algo
aunque quizá
no me corresponda,
estoy orgulloso
de tu recorrido,
de tu continuo
proceso analítico
y de tus conclusiones empíricas.
Si a alguien le deseo
que le vaya bien
en la vida y,
por primera vez,
más allá de ella,
es a ti.

Hermana,
muchas gracias,
muchas veces.
Ojalá siempre y después.

_A mi hermana EME_

miércoles, 14 de febrero de 2024

Con-sentimiento

¿Papá, podemos leer el cuento
del sentimiento?

Se refería a un libro
que nos da estrategias
para conversar en torno
al concepto del CONSENTIMIENTO,
ese mismo
que la mitad de una país
se niega a reconocer
como un derecho humano y universal.
Conocer las partes del cuerpo,
respetar las decisiones de las personas
o detectar y reconocer
el malestar que generamos 
a veces,
son algunas de las cuestiones
que se ponen en juego.

Mi/su/nuestra primera 
conversación del consentimiento,
no es un cuento
para niñ@s,
es un contenido
para toda una sociedad
que vive cegada
por el materialismo,
la cosificación y el machismo.
Porque sí,
esta vulneración y discriminación
solo va de un lado contra el otro
y no viceversa
pese a todas nuestras resistencias.

Pedir permiso,
tener en cuenta los deseos
del otr@,
respetar y comprender
las demandas
y el derecho a cambiar de opinión
en cualquier momento,
son pilares fundamentales
del tema que nos atañe.
Hablar sobre el consentimiento
no es adoctrinar,
y si lo fuera
que así sea,
es educar y acompañar
desde el feminismo
y no otra cosa
con distinta denominación.

Que aprendamos a aceptar
los noes, las negativas o los rechazos
son aprendizajes más significativos
que tener vocabulario en inglés,
clowns, que sois unos clowns
con todo el respeto
a la profesión de payas@.
Por eso es fundamental
entender que sí es sí
o que no es ni,
pero también 
el comprender que cambiar
de opinión siempre 
es una opción.

Lo que no es una opción
es ser de la manada,
ser un negacionista
de la violencia machista
con todas sus ramas
o reproducir cualquier actitud
que conlleve desigualdades
por el hecho de que 
la de enfrente sea mujer.
Nuestra primera conversación
sobre consentimiento
es un alegato
por la lucha a través
del feminismo
y un posicionamiento
político, cultural y social.

En realidad 
no ha sido
nuestra primera conversación
sobre el consentimiento,
porque desde que nacisteis
cualquiera de l@s dos,
vuestra madre y vuestro padre
os cuidamos, criamos y educamos
en estos términos,
sin ambages ni equidistancias,
con compromiso y convicción.
Para que más tarde,
aunqie no muy tardes,
seáis capaces de defender
en vuestros círculos más cercanos
y los más alejados,
la idea de convivencia
a través del respeto,
con conciencia de clase
y la identidad feminista
que merecen nuestras sociedades.

Desde el útero,
la cuna o el colecho
con consentimiento.

sábado, 10 de febrero de 2024

Aquel día en que se fue la luz (4/2/23)

Apunto de cumplir dos años,
ya has hecho aniversario de
tus primeros pasos.
Las eléctricas siguen al alza
y a la gente de base
casi no le queda aire.
Las familias hacemos
el gran porcentaje de la convivencia
en el salón,
quienes tengamos la suerte
de no vivir
en una sola habitación,
por lo que el salón
se convierte en refugio,
en castillo, en búnker.

Incluso así,
al calor del hogar,
hay que seguir combatiendo
los ataques de un sistema virulento
y aquel día,
por vuestra espontaneidad,
el pequeño detalle pero el gran ataque
se basó
en que tu hermano
tirará del cable
para que una vez
desenchufada la lámpara,
a oscuras,
dieras tus primeros pasos,
como aquell@s humanos
que los dieron en
las lúgubres cuevas.

Ahora ya no solo caminas,
sino que corres
y cambias de ritmo
a tu antojo;
incluso has empezado a saltar
con todas sus limitaciones.
Subir y bajar escaleras,
escalar camas y sofás
y dejarse caer impune
para sentir el vacío
en la boca del estómago.
Taconeas sin saber
que reproduces roles,
te acolchas con calcetines
antideslizantes
y te calzas las botas de papá
que son las mismas
que llevan miles y miles de horas
caminando.

Tanto tu hermano 
como tú,
disteis vuestros primeros pasos
en el salón de casa.
También coincidisteis
en estación, invierno,
y la última casualisad-regalo
es que estuviera yo,
que recibí esas imágenes
históricas como hitos de
vuestros desarrollos
para recordarme que sí se puede.

Como digo,
los debates continúan
que si entre la luz regulada
o la del mercado libre,
variando los impuestos
y los intereses,
pero en ningún caso
mejorando la calidad de vida 
de la gente.
Sus consejos de administración
siguen estando liderados
por hombres,
y si hubiera alguna mujer,
sigue siendo rica y de derechas,
por lo que no nos tranquiliza nada.

Lo de aquel día
fue una proeza
en muchos sentidos;
en el personal por
haber iniciado 
la marcha autónoma;
en el familiar por
el orgullo de verte
y dejar que te miremos;
y en el social
por pasar a convertirte
en una antifascista más
que inicia sus pasos
para llegar a democratizar
más y mejor las sociedades.

Hija, cuando leas esto de mayor,
espero que te interese la cultura,
la filosofía, la geografía,
la literatura, la antropología,
la educación 
y las diversas ciencias que 
te harán sentir tan libre
como aquellos primeros pasos
que diste.

viernes, 9 de febrero de 2024

Perdón

El otro día me pasé de frenada
aunque tuviera 
los motivos y mis razones,
pero las formas
se convirtieron en algo
confuso y desmesurado,
por lo que los motivos
y las razones
perdieron cualquier oportunidad
de ser atajadas.

Es donde fallamos constantemente,
en las formas y en los impulsos.
Son los que nos hacen
perder el control
y generalmente la buena praxis
de acompañar con respeto.
Me fui a la cama
y sopesé con malos sueños
todo lo que había acontecido.
La factura de las pesadillas
te suele poner en tu sitio
desde lo inconsciente
a lo que tiene relación
con la realidad más absoluta.

No había tiempo que perder
en lo que se refiere a
pedir perdón
y buscar el abrazo
que reconcilia.
El orgullo de las malas decisiones
o el rencor de tus propias
equivocaciones,
no conducen a ningún
sitio que resulte humilde.
A nivel práctico
es tan fácil pedir perdón
como cuando das las gracias
o pides las cosas por favor.
Pero a nivel emocional,
son demasiadas cosas
las que nos corrompen
que consiguen tapar
la humildad que nos hace falta.

Sanaríamos tanto
pidiendo más perdón
que no nos podemos hacer
una idea de todos los beneficios
que nos reportaría.
La pregunta es:
¿Por qué somos así
precisamente con las personas
que más queremos?
No tiene ningún tipo de sentido
cumplir con el ajeno
y defenestrar al que amas.
Ninguno.

Me gustaría ser recordado
con humildad 
por las veces 
que he pedido perdón
con humildad
a qué se me reconozcan
todos mis logros más individualistas.
Y también me gustaría
transmitir esa idea a mis hij@s;
la de dar las buenas noches
o depositar un beso en la mejilla
pese a todo el enfado que nos corroa.

Seguramente nos iría
mejor a todas, sin excepción.
¿Por qué nos cuesta tanto
rectificar, mirar genuinamente
o incluso con admiración
y valorar que no ha sido
la mejor de tus actitudes?
¿Por qué, joder?
Si nunca te he pedido perdón,
a lo mejor no te quiero tanto
como predico.

miércoles, 7 de febrero de 2024

Antes de que se vaya Palmira

Antes de que se vaya Palmira,
nuestra vecina de abajo,
la del cuarto,
nuestro gato Clio,
el quinto integrante
de La Mariana
con el permiso de Aisha,
nos marca el inicio del día
sobre las 05.30. 
Aquí no nos hacen falta
despertadores digitales
porque tenemos el biológico
en hora.

Esas primeras pisadas
acolchadas en la alfombra
del salón
junto a su desayuno tempranero
desgranando el pienso,
pareciera un ruido de obra
a las 12.00 de la mañana.
Cruzado ese umbral,
yo no tengo más tiempo
que perder durmiendo.
Arriba y a esperar,
porque son matemáticas
y son lentejas.

Los días con suerte,
me da tiempo a calentarme
un tanque de café
mientras preparo
el premonitorio biberón.
Me lío un cigarro 
y preparo las tazas del resto.
Si sigo con suerte
me da tiempo ir al baño
y los días bordados
hasta me limpio
antes de que se despierten.

Escucho perfectamente
cada paso que da Palmira,
sus toses y sus exprimidores,
como si ella nos fuera
marcando el ritmo
que debemos ir cogiendo
según nos vamos activando.
A las 06.45 se abre
su puerta y comienza
un festival de llaves
y cerraduras anclándose.
Ruidos de escalones
al bajar que se van
desvaneciendo
con cada piso que se aleja.

A esta hora
ya suelen estar despiertos,
pero si no lo estuvieran,
yo ya estaría con mis 
deberes hechos
sentado en su puerta
esperando el momento
de la llamada.
En fin de semana
Palmira no trabaja
y retrasa un poco sus tiempos,
pero cada día pienso en ella
como el mejor
de mis amaneceres
y el más solidario de mis despertares.

Generalmente,
antes de que se vaya Palmira
ya estamos despiert@s,
pero si no lo estuviéramos,
me parecería una buena hora
y un buen momento
para darnos el primer beso.

sábado, 3 de febrero de 2024

La Señora del Sur. La IV parte no prevista

Ella está bien.
Parece mentira
con todo lo que grita hablando,
como ha bajado los decibelios
en la UCI.
Pequeña y menguadita
con su pijama azul,
ella no se percata
lo que se parace
a su madre,
esa a la que tanto
echa de menos en silencio.

Ella no es imparable
ni invencible,
los sustos le llegan 
a todo el mundo.
Es el colmo de los colmos
que habiéndote dedicado
toda la vida a mirar
ojos ajenos,
sean ahora tus propios ojos
los que te dan
una llamada de atención.
Ahora bien,
la arteria no tuvo cojones
a obstruirse del todo,
sabía a quién se enfrentaba
y se arrepintió a tiempo.

Dejar de ver repentinamente
es una señal inequívoca
de que algo está pasando.
Este curso ya me he enfrentado
a algún que otro gilipollas
que no quiere ver 
más allá de lo 
que no le permite la biología.
Nosotras también
hemos perdido cierta visión
por un virus
que parecía poca cosa.
A veces, las consecuencias
no tienen marcha atrás.

Cuando la abracé,
me arrepentí inmediatamente
de todos aquellos abrazos
que me pedía
y que yo daba a medias tintas
por una resistencia
invisible, pero poderosa,
que no me permitía
hacer lo contrario.
Otra vez es como verle
las orejas al lobo,
o más bien 
como ver el fascismo del cazador.
La buena noticia,
como suelo decir,
es que casi siempre
estamos a tiempo
de revertir la situación.

La señora del sur
en ningún momento
sintió miedo;
esta vez la ignorancia
o el desconocimiento
de la gravedad
le permitió asumir
el incidente con serenidad.
Esto va unido a la forma de ser
que tiene una,
que es la misma
que he heredado yo
inconscientemente
pensando que lo
he decido con consciencia.
Pero no es así,
venimos de dónde venimos
y hace tiempo
que abogo por
no olvidar los orígenes,
especialmente desde 
que soy padre.

Pero hay una manía social
que me molesta especialmente;
la de ocultar la verdad
por no molestar, por no preocupar
o por no producir daño.
Estoy cansado de defender
la madurez y la inteligencia
de todas y cada una
de las personas que conozco,
por muy subnormales que sean
como ya he dicho antes.
Pero ya está,
tomamos las decisiones
que tomamos y son por algo.
Como digo, ella está bien,
es lo único que importa.

No tenía previsto
escribir una cuarta parte,
pero últimamente la salud
o la ausencia de la misma,
me ha obligado a
ponerme en un lugar
al que no estoy acostumbrado.
Y reconozco
que no me muevo
como pez en el agua,
pero asumo todas
sus implicaciones
aunque no estuviera
preparado previsiblemente
para ello.

Señora del Sur,
te han llamado al orden
y el orden ha salido
malparado,
no me cabía duda.
Pero cuidado,
los síntomas y las posibles secuelas
siempre están esperando
su turno.
Me fascinas y me reconozco en ti,
en el modo en que sales del paso,
en la forma en que das ejemplo,
en el hecho y la puta suerte
de que seas mi vieja.

"Nunca había visto
un caso igual",
te dijo la enfermera.
Claro, "nunca tendréis
una madre como la mía",
escribo yo como punto final
para cerrar este texto.

Febrero, no te doy
más oportunidades.

viernes, 2 de febrero de 2024

¡Por fin, Febrero!

Este le escribo 
con mayúsculas
no por regla ortográfica
sino porque me da la gana.
Con este mes nos viene
la sentencia dada
desde hace dos años,
como si enero fuese
el arduo juicio
y en febrero llegase
la absolución o la condena,
porque esta vez,
sí que me importa el resultado.

Es tradición escribir
sobre las temperaturas
primaverales de chaqueta vaquera
de estos dos primeros
meses del año.
La niebla de la mañana
te engaña y te desubica
para que por la tarde,
con un sol de descampado,
cargues con el abrigo
con el que nunca estuviste
de acuerdo.

Febrero me va a recordar
a "La sociedad de la nieve"
aunque la viera en enero
por la monstruosidad de la Montaña
y la lindura de los uruguayos,
como Galeano.
En febrero no quiero citas médicas,
solo citas a ciegas
con personas que me importan.
Quiero que las noches
sigan siendo las mismas noches
y leer un poco más
si el tiempo, el cuerpo y la mente
me lo permiten.

Quiero seguir ahorrando en
calefacción y luz
y pensar que van a quebrar
las eléctricas.
Quiero saltar de la litera y
que no me tiembles los músculos,
olvidar en el fondo del cajón
los antiflamatorios, los analgésicos
e incluso los antipsicóticos,
quiero sumar horas de parque
como cuando sumábamos
horas de calle de pequeños.

Febrero siempre me ha reducido
el estrés y me ha curado la ansiedad.
Por algún motivo desconocido
estoy más preparado
para los golpes y los imprevistos.
Tengo la percepción
de qué el invierno
es más invierno
en febrero y que
los hombres se creen
menos hombres
en pos de la justicia.

Me gustaría respirar tranquilo
sin que me oprima el pecho,
pensar en gilipolleces
y no vivir preocupado,
reírme como hace semanas
que no me río
y escribir tanto
como me de el tiempo.
También me gustaría
celebrar más cosas
y echar de menos nada.
Que a mí gente 
le vaya bien y bonito
y que el planeta
remonte aunque sea despacio.

Fijate lo que te pido, febrero,
yo que no nunca pido nada
ni le pido a nadie.
Espero no tener que arrepentirme,
febrero,
o te juro por mi vieja
que eres el siguiente
en serio desterrado.