el asistir a la educación concertada,
ha sido conocer
a la persona de mi vida
y mi mejor amigo de la infancia.
¿Tuve mejores maestr@s?
Lo dudo, me acuerdo de algun@s,
lo típico,
para bien y para mal,
pero no lo suficiente
como para haberme marcado
ningun@.
¿Recibí una mejor educación?
No me consta;
en comparación con amistades
que sí que fueron
a institutos públicos,
tenemos unas circunstancias
de vida similares.
¿Estuve mejor acompañado?
Según la creencia de mis pamadres
a la hora de dar el salto
de Primaria a la E.S.O,
consideraron/creyeron
que sí,
pero no hay ninguna conclusión
empírica que lo demuestre.
¿Mis pamadres conciliaron más?
Claro que lo hicieron,
pero son sus respectivas empresas,
no con la crianza a la que se debían
en primera instancia.
¿Ha sido un modelo
garantista de los derechos
de la infancia?
Pues supongo que sí,
pero como lo podría
haber sido culaquier otro
y sin haber pagado
donaciones ilegales.
El caso es que la misma calle,
separa el colegio al que fui
de adolescente y al que va ahora
mi hijo mayor.
Puede que sea casualidad,
pero la acera que da al público
es más estrecha y pequeña
que la que tiene el concertado.
Me gusta pensar
que es una calle
con conciencia de clase,
clases sociales distintas,
pero de clase.
La calle del ratón y el gato.
La calle que,
para que tenga un extra
de comida el gato,
le quita recursos al ratón,
previsiblemente más vulnerable.
Y está muy bien
que podamos elegir
libremente a qué cole
van nuestr@s hij@s,
faltaría más;
lo que no debería ser
es esa desviación de fondos
que quita de uno
para dárselo al otro
en lugar de redistribuir
equitativamente.
Un Estado y sus administraciones
debe velar por lo universal,
lo gratuito y la consecución
de los derechos constitucionales,
y eso solo pasa por proteger,
mejorar y blindar lo público.
No hay debate.
Abogamos por el acceso,
la transparencia y la calidad
para garantizar una educación
digna;
sin tasas ni uniformes
de El Corte inglés.
Entendemos las diferencias
entre lo público y lo privado,
pero no la equidistancia
de lo concertado,
produciendo desde suelo público
diferencias de sesgo,
identidades elitistas
y ciertas oportunidades
dependiendo
para quien.
No caigamos en la trampa
del modelo neoliberal
con el bilingüismo de escaparate,
una oferta de horas
como si de un hotel se tratase
y una "págame para que te eduque"
porque el sistema público
no te lo puede garantizar todo.
Esto también es político
y las consecuencias
atentan en el ámbito social
de las comunidades y sus familias.
Mi balance pasa por una educación
obligatoria entre lo público y
y lo concertado,
también privado en bachillerato;
dos grados superiores
y una carrera en la pública,
trabajar en la pública
con gestión indirecta,
pero pública en todo caso,
y un tránsito de mi vida adulta
por los servicios públicos
que pese a su precariedad,
han mejorado sustancialmente
mi trayectoria tanto
personal como profesional.
Ojalá y algún día
peatonalicen la calle
que separa nuestro pasado
y su futuro
y pdomaos estar tranquilas
de haber escogido
la mejor opción
para la infancia.
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