jueves, 24 de noviembre de 2022

8.000 millones

Ya somos más de 
8.000 millones en el planeta
y la cosa no tiene pinta
de mejorar.
Es un desatre anunciado
desde hace años,
y pese a ello
siguen naciendo
en proporción,
más negacionistas
que demócratas.
Pero la noticia
es que ha tenido
que venir un multimillonario
pretencioso a comprar Twitter
para arreglar sus
problemas de rentabilidad económica
y de libertad de expresión.

Y mientras tanto,
Latinoamérica cambiando de bando
y de color un mapa
históricamente vilipendiado.
Pero claro, el discurso es
que vienen l@s comunistas
a estropearlo todo
otra vez.
Como los 26 millones de roj@s
que deberían ser fusilad@s
en España.
O como la guerra geopolítica
del 24 de febrero
con el pretexto de desnazificar
por parte de unos
y con el argumento genocida
de que la madre patria Rusia
quiere acabar con el mundo
por parte de otros.
Y Europa y EE.UU 
subiéndose al carro
del belicismo
para justificar
más bases militares
y más armas nucleares.
El pacifismo ya pasó de moda,
es el mercado amig@s.

El mundial de fútbol
por excelencia de los derechos humanos;
una presidenta cualquiera
de una región insignificante
negando el cambio climático,
pero lo que duele es
el vandalismo en museos;
una crisis energética
que llega a zonas del primer mundo,
como si nunca hubiera estado
en otras zonas de los otros mundos;
y Manolín el transportista,
un excelso luchador
por los derechos laborales.

Las otras guerras innombrables.
La mujer, defenestrada históricamente
por el androcentrismo imperante.
Ahora resulta que los jueces
nunca fueron responsables
de las injusticias ni son machistas.
Refugiad@s de clase
por su condición y raza.
Cortes de pelo simbólicos
en vídeos de tiktok
porque todas somos
mujeres iraníes.
Asesinatos televisados
en vallas fronterizas.
Y un virus pandémico
como telón de fondo
para explicar
la mala suerte que 
hemos tenido en la vida
y no para dilucidar
los grandes intereses 
de los poderes superestatales
y corporativistas.

La salud mental
hace tiempo que no vale nada.
Y como no vale nada,
vamos a dejar de dar importancia
a los suicidios,
a los trastornos alimenticios
y a la depresión crónica 
de la población joven. 
Mejor proponer terapia
para las personas trans.
O desviar fondos
a contratos inmobiliarios
para que no te diagnostiquen
el cáncer,
que todavía no sabes,
que es el que te va a matar,
porque se está desmantelando
la sanidad pública.
Quién no acabe loco
no sé si es por ignorante,
por borrego
o por prepotente,
pero el resultado es el mismo.

Más Equipos de Calle
y menos uniformes
con porra ejecutando leyes
a favor del suelo
y no de las personas, joder.
Si, más Escuelas Infantiles Públicas
y menos cheques-guardería
para apeaderos sin pedagogía.
Becas para l@s pobres
y una cantidad ingente
de impuestos para l@s ricos.
Más mamadas de lobos
en los montes españoles
y ninguna manada de violadores
en las calles oscuras
de las ciudades.
Más maestras y más Escuelas de Música,
menos iglesias y menos casas de apuestas,
más orquestas sinfónicas
y menos sectas religiosas,
más colegios y más recursos
y menos conciertos
y menos convenios
con empresas servicio pirata.

Queremos mercados municipales,
librerías de barrio
y transporte público
con condición de posibilidad
de cambio.
Abonos gratuitos,
nacionalización de empresas
y expropiación de símbolos
honoríficos a dictadores.
No nos hace falta irnos
muy lejos,
para comprender
cómo funcionan
la gran mayoría de cosas,
pero sí que nos hace
falta empatía y rigor en datos
para ponerse los zapatos
de l@s que viene y llegan
huyendo de realidades
aún más duras
que las nuestras.

Y vuelvo a Qatar;
esto no se soluciona
poniéndose un brazalete,
o tapándose la boca en la foto,
o no cantando el himno de tu país.
Los parches para las heridas
en las rodillas.
Aquí una se posiciona
no acudiendo
pese a la pérdida de dinero
o prestigio,
pese a cualquier consecuencia legal
ya que además contáis
con posiciones sociales 
privilegiadas.
Aquí una no solo se posiciona
no sintonizando
el canal de pago,
sino discutiendo al cavernario
de tu padre
y cerrándole la boca
al cerdo de tu jefe.

Sé que vivimos 
con el miedo constante
y la coacción existente,
de verdad que lo sé,
y cada una hasta donde llegue,
pero por favor,
no hay peor actitud
que la de no querer llegar
a ningún sitio.
Los fachas, aunque sean fachas,
no se callan.
No hay que hablarles más alto,
hay que saltarles los dientes.
La clave no es Bucay y la esperanza;
la clave no es tuitear
que están mal los discursos del odio;
la clave es darse de hostias,
tú eliges el modo,
con l@s que son inhumanos
en cualquiera de sus actitudes,
sean quienes sean,
vengan de donde vengan.

Te preguntarás si merece la pena
con todo lo que ya sufres;
bueno,
pregúntaselo a tu madre en paro,
a tu colega negro,
a tu prima lesbiana,
a tu compañero de clase
que solo come una vez al día,
a tu conocido con brotes psicóticos,
a tu vecina maltratada,
a tu amiga embarazada, soltera o divorciada,
pregúntale a tus hij@s
si es que quieres y puedes tenerlos.
Pero es que también
deberías preguntarles a
tu cuñado votante de VOX,
a la presentadora de los informativos
de la tele pública,
al comerciante que dice
"yo no soy racista pero...",
al  novio que te pide
perdón y comprensión
tres veces por semana,
a tu padre conservador
que en los setenta corría
delante de los grises,
a la abuela impregnada
de machismo desde el
mismo día que nació,
al nostálgico que levanta el brazo
rememorando tiempos mejores.

Tu país,
que según mi DNI
dice que también es el mío,
no es ejemplo de casi nada
en cuanto en tanto
participa activamente
por el bienestar de las sociedades
y por la consecución 
de los derechos humanos.
Si piensas que voy
a celebrar contigo
los goles de ciertos
hombres millonarios,
blancos, heterosexuales
y apolitazos
o descaradamente
de extrema derecha,
lo llevas claro.
¿Os imagináis cómo hubiera
cambiado la situación 
si en el caso de las 15 jugadoras
de la selección española
que se negaron acudir 
a la convocatoria
hasta que el entrenador
no depurase sus actitudes
hubiesen sido hombres?
No os lo podéis imaginar ¿Verdad?
Claro que no.

Por supuesto que yo 
no soy ejemplo de nada
por mis contradicciones
ni estoy exento de incoherencias,
pero mi feroz lucha
por cambiar o mejorar
las cosas
no es execrable.
Podrás confrontarme,
jamás recriminarme.
Soy ateo, social y público,
no soy persona de fe,
ni de culpas, ni tramposo.

8.000 millones de personas.
En una cosa coincido
con el enemigo:
en que somos demasiados;
que se lo digan a
l@s desaparecid@s de Argentina,
a l@s cunetas de España
o a l@s Nadie de Galeano.

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