Dicho de otra manera,
dormir lo que su cuerpo necesita.
Visto de forma distinta,
dormir una mierda.
Por mucho que estés
acostumbrado
a dormir poco,
esto puede
acabar contigo.
Cada noche
se hace la niebla
y la luz de las farolas
no valen de nada,
como todas las estrategias
que te faltan
y todo el sueño
que te sobra.
Es verdad que el descanso
está sobrevalorado
y que generalmente
tendemos a la queja
y a la lamentación...
...la cultura católica,
imagino.
Un centrifugado
que nunca acaba.
La pérdida inverosímil
del objeto de apego.
El desvelo
a saber por qué.
El juego
que no cesa.
Aquí da igual
saberse las horas,
no cuentan nada
en su mundo.
Pese a los turnos,
la balanza no consigue
equilibrarse.
Despojarse
de cualquier sueño
ininterrumpido,
la quietud,
el silencio
y la soledad,
son una carga
demasiado grande.
Día tras día,
noche tras noche,
todas
duran lo mismo.
Horas y horas
que se te hacen
cortas y largas
al mismo tiempo,
como cuando miras
la ecuación del examen
que sabes,
no vas a resolver.
Menos mal que esto
no son matemáticas
porque iría acumulando
suspenso tras suspenso.
Dormir es de cobardes
y quejarse
de hijos de puto,
así,
en masculino
para hacer justicia.
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