y pocas nueces.
O lo que es
lo mismo:
mucho ruido
y pocas
respuestas.
No tenemos
las fuerzas
suficientes
así que
nos vamos
a acostar.
Mientras
todo ocurre,
un mal sueño
repentino
nos devuelve
al sofá.
Lo nuestro
no es un
cara a cara,
sino
un pecho a pecho
con exclusividad.
Despejando dudas
constitucionalistas,
nos movemos
somnolientos
por lo que
pueda pasar.
Pasarán cosas
para no nada
cambiar.
Casi ajenos
y desesperanzados
todavía
nos queda
un motivo
para seguir
pensando
que la historia
la escribimos
nosotros.
El de creer
en un porvenir
que sea digno
sucesor
de todo
lo que hicimos
mal.
En el sofá,
aguantando
el peso
de los cuerpos
con la tele
apagada,
le transmito
cuál es
la única opción.
Que no es que
sea la menos mala,
sino en la que
confío
con convicción.
La de la gente
decente y humilde
que hacen cosas
extraordinarias
por una nación
mediocre.
La que no
se compra.
La que no
se vende.
La que no
se muere.
El día en el
cumples
4 meses
todo está
en juego,
y no es tu
responsabilidad,
pero tengo
el compromiso
de contarte
cuánto
te quiero
sin debates,
sin ganadores,
sin una sola mención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario