Ya estamos
con los focos
incendiarios
de lo que
mediáticamente
nos inducen
a tener que sentir.
Una Catedral gótica
que se quema
y una población
de chalecos amarillos
que se olvida
de su causa
para unirse
patriotas
al enemigo
en recaudaciones
benéficas.
Venga ya.
Vaya tomadura
de pelo.
Lo siento
por los calvos
y por los pitos
del sereno.
Arde París
(otra vez)
una milésima parte
de lo que lo hace
Sri Lanka.
Y si,
las comparaciones
son odiosas,
pero la verdad
tiene mucho más
de dolor
que de justa.
Los jorobados,
los gitanos,
los sacerdotes
y las gárgolas
pierden su lugar
sagrado
pero,
¿y el resto qué?
¿no cuentan?
Pues contémoslo todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario