Desde bien
pequeñito
se fue haciendo
hueco en este
mediocre planeta.
Ahora,
más experto,
él se canta
para procurar
el ambiente
más amable.
Ha aprendido
a dormirse
así.
De un modo
que solo él
elige
y en el
que nadie puede
intervenir.
Acurrucado
pero con el
gesto abierto.
Sin vergüenza
ni contemplación.
Sin zapatos
ni verticalidad.
A su manera.
Humilde
e inocente.
Defensor
de los instintos
más básicos,
da las pulsiones
más primarias.
De los que cantan
sin complejos
y se regalan
tal y como son:
P E R F E C T O S.
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