El hombre que atraía a las palomas lanzaba migajas al foso. Nunca vi un animal tan acomodado a su suerte de ser alimentado. Pan para hoy, veremos, si hambre para mañana. Como buitres, las palomas luchan a muerte por el mejor trozo expandiendo sus alas, picando brusca a la compañera de raza. Putas egoístas engordadas de las sobras del resto. Las que manejan los hilos impunes, llenas de parques, dichosas de ser atendidas, dominan el mundo pese a no ser mayoritarias.
El hombre es dios, y el perro sujetado con cuerda por el cuello, NOSOTR@S.
No hay comentarios:
Publicar un comentario