No es ningún dios el que decide el
parte meteorológico, ni si quiera es
la madre naturaleza la que impone el tiempo,
en realidad,
quien manda y provee,
son las tiranas eléctricas.
Son las que, bajo unos intereses sospechosos,
marcan el precio del sol y del frío,
las que controlan las nubes y el viento,
el aire ilegítimo.
Tienen la potestad de tu calidad de vida,
de tu supervivencia, de tus metas
y expectativas para pagar
las facturas a final de mes.
Son el puente a tu refugio, a tu abrigo,
dueñas de las sombras, conserjes del averno.
Una empresa llena de interruptores
y de "mandos",
de encendidos y apagados,
de Consejos de Ministr@s salvaguardados.
Pactan las normas sin tener en cuenta
el entorno, sin permiso ciudadano,
con ánimo de lucro invertido en bolsa.
Estados privados que se ponen al frente
de un país en penumbra, perturbado
contaminante de las clases dominantes,
mientras las clases populares
se abrazan en crudo buscando la hoguera,
soplando a la cara, fresca la espalda.