con que si alguien
me amenazaba
con echarme mal de ojo,
la respuesta sería
cagarme en sus muertos.
Ahora tengo un chalazión
autodiagnosticado
en el ojo derecho
soportando todo el peso
del fascismo en el párpado.
La cosa va de ojos
en este curso.
Primero aguanté
comportamientos cegados
carentes de empatía y compasión.
Luego padecí una conjuntivitis
sin adjetivar
que me ha dejado graves
secuelas en la visión.
Y ahora esto,
quizá el destino
me ha castigado
por no seguir
los pasos de mis viej@s.
Anda ya, me cago en tus muertos.
Me gusta más pensar
que mi visión se va adaptando
a los cambios de un planeta
en ruinas.
Neblina, borrosidad,
mucosidad y lagrimales;
a lo mejor mis ojos
solo quieren llorar
todas las penas
o simplemente
no se avergüenzan
de expresarse tristes.
El caso es que son
independientes a mí,
una especie de fuerza
externa y ajena
que no tengo bajo control
ni con la que siento
ningún tipo de coherencia.
Ellos sabrán,
yo ya he visto lo más bonito
del mundo que podría
llegar a ver;
el resto, irremediablemente,
siempre será secundario,
con su valor, por supuesto,
pero sin llegar a nada trascendente.
La fatiga al final del día
pasa mucha factura,
es entonces cuando me acuerdo
de mis enemigos ciegos
y me regocijo
en mis malos pensamientos
para sentir algo de alivio,
reconozco que también
me nutro de odio,
no todo iban a ser magdalenas.
Hace años no escribía
sobre enfermedades
ni padecimientos
relacionados con la salud,
quizás porque no las tuviera
o porque las pasara por alto
sin darme cuenta.
Por eso mi escritura
no se vuelve conservadora,
sino más consciente
y menos romántica,
yendo al revés
que la mayoría de cantautores
y algún que otro rockero.
Chalazión
me suena a chorizo,
pero también a chaladura
y razón,
como si una misma palabra
estuviese formada por dos
para darnos todo el sentido
de una frase más larga.
Lo que está claro
es que tengo el ojo
hinchado y dolorido,
sensible y lacrimógeno,
como si fuera
el cóctel molotov
que incendiara
a unos cuantos racistas.
Voy a pedir cita
a ver si mi médica
puede verme
en menos de un mes.
Tiene gracia, verme.
Tiene gracia, en menos de un mes.
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