como siempre,
el trato que hicimos
en sus inicios.
Necesitábamos un respiro
y hemos cogido aire
como para sumergirnos
en la Fosa de las Marianas.
Ya nos tocaba,
aunque no suela
reconocer expresamente
lo que considero
que nos merecemos.
Me lo suelo guardar
porque prefiero
escuchar primero
lo que creen que
se merecen l@s demás
y después ya si eso
meter mi zarpa.
Siempre me ha parecido
una postura más inteligente.
Cumplir tu palabra
tiene que ver con
el compromiso, la coherencia
y la autenticidad.
A mí sí que me parece importante,
aunque lo tengamos que aplazar
a dentro de un ratito,
cumplir las palabras
del pasado.
El mensajes que lanzas
no es solo que vas de frente,
sino la fidelidad y majestuosidad
de tus propias acciones.
Un trato es un trato
y a mí los tratos
todavía me conmueven.
Que febrero haya
cumplido su palabra
respecto a la salud
que veníamos buscando,
no quiere decir
que por otro lado
haya estado exento de
contradicciones y complejidades.
Es raro casi estar
humanizando al segundo
mes del año
como si pudiera
ser responsable
empíricamente
de cualquier cosa
que nos pase.
Pero por eso es un texto,
llámalo poesía si quieres,
o sensibilidad ante el drama,
pero no es más que eso,
una conversación
entre alguien que escribe
mientras piensa
y un concepto
al que se le atribuyen
capacidades y emociones
para verse reflejado
o incluso proyectado.
No es mentira que febrero
me sirva como
lección filosófica
o como amante pasional
aunque estemos en marzo.
A cada una le cura una cosa
y se cura con lo que
le conviene.
Pero no te confundas
con el cura
y el eco de sus palabras
en templos subvencionados,
ahí los tratos
tienen que ver con otras cosas.
Te saludo, Marzo,
como un buen amigo
aunque me gustes
más como amiga,
poniéndote la primera
letra en mayúscula
para significarte
lo que a mí me parece
que te mereces.
Siempre fardé
de todo ese mes
en que coincidimos
en cifras para luego
desnivelarnos,
numéricamente,
durante el resto del año:
la equidad de Marzo,
para quien todavía
no lo sepa.
Llevo dos madrugadas
poniendo mis pies descalzos
en el suelo frío
de nuestra habitación
antes de las 05.00
de la mañana
porque en su día
entendí
e hicimos el trato
de que daba igual la hora,
había que estar preparado
para acompañar y escribir
al mismo tiempo
fueran cuales fueran
las circunstancias.
Para ser buena persona
es condición indispensable
intentar cumplir con tu palabra.
Llevo años
intentando acercarme
a este objetivo
no desde lo que perciben
l@s demás,
sino desde mis entrañas,
que para eso soy
el único que las conoce.
Así que todavía me queda
y no es rebatible
mi sensación
de sufrir por querer
estar siempre a la altura
y por las consecuencias
de mis errores.
Insisto en que no puedo
pagarme una terapia,
por lo que me la invento
aunque no esté cualificado
para intentar reducir daños.
A ti, Marzo,
no te pido nada,
ya lo tenemos todo hablado.
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