12 tazas ya no son suficientes
y las horas que tiene el día
a veces tampoco.
Las intensidades subyacentes
crecen exponencialmente
a los vacíos
que no están siendo llenados;
tiene que ver con realidades
temporales y debidamente
planificadas que,
aunque bien pensadas,
siempre tendrán sus consecuencias.
Cada una lo lleva como puede.
Es muy legítimo echarse de menos,
pero aquí nadie habla
de abandono,
aquí, de lo que se trata,
es de convivir con la espera
de que se abra la puerta
o de que llegue la mañana
siguiente para saludarse
y contarse la tarde anterior
en que no pudimos vernos.
A mí no me sale la culpa,
ni la pena,
ni el remordimiento ni el reproche,
faltaría más, no te jode.
Lo que me sale es
la presencia de la convivencia,
el presente más absoluto
y la explicación pertinente
de un futuro
que da sentido a todo esto.
Lo último que hemos aprendido
es a dejar los móviles
en la cocina,
como si fueran cigarros
que investigamos
calada a calada
cuando acudimos
a realizar una tarea.
Lo estamos haciendo bien,
muy bien.
Ell@s no tienen que responder
a nuestras expectativas
tal y como las habíamos imaginado,
todo lo contrario,
ell@s tienen la tarea de ponernos
a prueba y desmontarnos las ideas
para estar continuamente alerta,
con la mirada puesta
en un salón de juegos estructurado
y preparado para las vivencias.
Repartimos el tiempo
como podemos
y es el tiempo
el que juega
en nuestra contra.
Lo que no sabe el tiempo
es que tenemos una estrategia,
una táctica pactada
para hacerle frente
y salir airosas,
no solo eso,
sino además con sensación
de victoria.
De momento
lo estamos consiguiendo.
Más allá de los baches,
de las noticias crudas
e inesperadas,
llevamos más de medio año
flotando con rumbo
y provisiones.
Es como lo de dormir
con todas las persianas bajadas
sin que por ninguna rendija
fluya un atisbo de luz;
no es por la luz, es por el frío,
por eso se va a estudiar
a la biblioteca,
porque tiene mejores dotaciones
y más servicios de suministros.
A esto se le puede denominar
decisión política
derivada de la pobreza energética.
Sigue habiendo ataques injustificados
distribuidos por todo el planeta;
ante esos, solo podemos
gritar con rabia;
ante los de casa,
pensárselo dos veces
para no tener
que arrepentirte de nada.
Incluso así suceden,
tanto los unos como los otros.
Seguimos intentando y sacar
las mejores versiones
de una misma,
pero los costes son altos
y el puto agotamiento también.
Nos queda poco
para llegar a los 200 días
consecutivos de esta carrera de fondo
y sólo podemos recordarte una cosa:
"No estás sola en este mundo".
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