es que pertenezco a una
y no se parece en nada
a la de aquella noche en San Fermines,
pero en nada.
De todo aquello surgió
el movimiento
de "yo sí te creo".
Del drama más absoluto
salió algo positivo,
pasa a veces.
Cambió todo un paradigma cultural
en el que cualquier tipo de abuso
o intimidación,
paso a convertirse en agresión sexual,
hubiera violencia o no.
Todo se basa en el consentimiento
directo, indirecto,
consciente o inconsciente.
Con esas estamos ahora en casa,
repasando cada concepto,
aspecto, matiz o idea
que tenga que ver
con el consentimiento
y el permiso de ejercer
sobre el cuerpo y la integridad
de la otra persona.
En mi manada no hay planificación
de caza
más que la de dar caza
a nazis y agresores machistas.
En mi manada podrá haber
lobas, lobos y lobes
porque nos nace de la
mismísima idea
de que cualquier opción
que respete los derechos humanos
tiene cabida.
Mi manada no da miedo,
ni huele fuerte,
ni enseña sus fauces
ante los colectivos sistemáticamente
damnificados.
Mi manada siempre
se moverá por el campo
y los bosques a través
de los preceptos
de la igualdad, el feminismo
y la defensa de la justicia universal.
En mi manada creemos y acogemos
a las agredidas, a las dolidas,
a las humilladas e incluso a las asesinadas aunque ya no
podamos abrazarlas.
En mi manada
siempre serán hermanas,
así vamos a educarlas
por encima de cualquier otra cosa.
La idea insoportable
de que cualquiera,
pero especialmente ella,
sea víctima de una emboscada
de prendas
me causa pavor.
Por eso
autodefensa,
sororidad
y empoderamiento.
Cuando nos lavamos
las heridas en manada,
la manada se fortalece
para seguir combatiendo
a los agresores de este país
y ningún hombre será
libre o perdonado
si no está con nosotras.
El término de mansda
jamás hubiera tenido que
trascender a los lobos.