Comunidades
sacando pecho
por cada cama
que se libera
en las U.C.I.S.
Un gobierno
bondadoso
que resulta insuficiente
en lo importante.
Y una ciudadanía
más extinta en lo moral,
que despierta
en lo racional.
Hemos vuelto a perder,
pese a la primera que fue,
y a la tercera que vendrá.
Si hemos aprendido algo,
es que no hemos aprendido nada,
y así,
una y otra vez,
naces,
te deshaces
y te mueres
por covid
o por falta de asistencia,
pero te mueres.
Una guerra
con competencias
transferidas
y "líderes" inservibles.
Maniquíes, manatíes.
Avalancha de datos,
entierros diarios
y un activismo digital
que no respeta
el abecedario.
¿Y los fascistas?
los fascistas nunca fallan,
infiltrados de telediario.
¿Qué tal el ánimo?
Pues depende del día,
ya sabes como
funciona esto,
nos pasarán el recibo,
la factura,
el obituario.
Tenemos casi listas
las máquinas expedendeoras
de vacunas,
abran la caja
los más listos,
los del cotarro.
¿Y los parques?
Cerrados.
¿Y las aulas?
Confinadas.
¿Y los trabajos?
Telemá....
...explotados.
¿Por qué merece
más respeto
un lugar de culto
que un tobogán mojado?
Que me lo expliquen.
Y no llevamos
ni un año.
El virus nos ha puesto
en nuestro sitio,
pero los aplausos
ya se nos han olvidado.
Los barrios,
los amigos (no todos),
los gritos,
seguirán estando.
Ponerle perímetro
al viento
no nos hará mejores,
como tampoco lo hará
cenar juntos por Navidad.
Malditos.
Hospitales saturados.
Agotadas sanitarias.
¿Y los mercados, amigo?
Esto es un escándalo.
Ayuso,
cáncer, sangre, cárcel,
que los hijos que no tienes
de ti se salven.
Nota de autor: escrito el 26 de noviembre de 2020. Ya vamos por la tercera ola.
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