martes, 8 de diciembre de 2020

Te llevo siempre VIII. Parte 2. Redención.

Buenas y malas noticias.

No lo había perdido,
sino que no había
sabido encontrarlo.
No me gusta 
ser un despistado,
pero más que eso,
sufro por no prestar atención
a las cosas sencillas.
Toda la vida
escribiendo 
sobre ellas
y a primera de cambio
me traiciono.
La incoherencia
que detestamos,
pero que sin embargo
arrastramos.
Lo reconozco...

Como escribió
un amigo,
soñé con que
otra persona
encontrara mi tesoro
y le dieron un uso distinto;
o lo leyera
y me pusiera cara;
o se inspirara
e influyera
en algunas de sus
decisiones aplazadas.

Pero prefiero
que esté de vuelta.
Pido perdón
por los daños
y los comentarios.
Porque al final
no ha sido verdad,
pero lo podría haber sido.

Llegados a este punto,
censuro sus
páginas en blanco
y lo doy por terminado.
Lo guardaré pegado
al VII
y antes que el siguiente,
recordando la anécdota
que,
por unos días,
no fue mío.

El octavo pasajero
se abre paso
entre las tripas
para acabar
con tod@s vosotr@s
y dejar la nave
desolada.

Perdóname.

No hay comentarios:

Publicar un comentario