que te escribí
para tu primer
aniversario.
Me sabe a Marcos
y me huele a Ana.
Siento que soy
aquel preso
entre cuatro
paredes opacas
y sin barrotes
que rogó clemencia
a los árboles,
la campo,
la cielo,
a los pájaros.
Dos años ya, joder.
Más erguido y sin rizos.
Pelo claro y alto,
alerta antifascista,
cresta.
Tres manchas
en el cuerpo
y dos ganglios
como dos ovarios
(los que a mí me faltan).
Tienes más kilómetros
que todo el tiempo
que duró
el confinamiento;
y tienes más horas de parque
que las que pasé yo
en aulas universitarias.
Comunicas incesante
tus demandas
medio hablando
en un lenguaje
que bien los malos
considerarían clandestino.
Porque la mitad de España
quiere fusilarnos
a la otra mitad
que utilizamos le lengua
como armamento cultural
y para besar fuerte.
Con la derecha
me das la mano
y con la izquierda
sujetas un palo Zamorano
a modo de autodefensa.
Apoyo mutuo,
"Ni paz entre clases,
ni guerra entre pueblos".
Por eso seguimos madrugando,
para cosernos
las horas perdidas
de los noctámbulos.
Por eso te sigo dando
el biberón en el regazo,
para desquitarnos
los errores
entre hermanos.
Y por eso
te sigo aupando,
para que entiendas,
desde mi altura,
aunque tengas
los ojos vendados.
En toda esta aventura
nos acompaña y lidera
tu santa y sagrada Madre,
porque en La Mariana
no nos caben
las biblias,
ni el laurel,
ni las espinas.
Animales si,
que para eso
venimos de donde venimos.
Tu ergonomía
para los abrazos.
La melodía del ritmo,
tu sinfonía.
Tu empatía de barrio
para con los que
te sacan una cabeza.
Tú alegría
para los cobardes
que no salen de tristes.
Tu compañía para
los que se les
ha muerto alguien.
Fíjate bien en lo que te digo,
pero sobre todo,
fíjate en cómo
te lo escribo
porque nadie
se atreverá
a hacer lo mismo.
Nadie te mirará
tan fuerte,
capaz de apagar el Sol.
Nadie te regalará
una ciudad
como la que llevo
años dibujando
en mi hipotálamo.
Nadie te dolerá tanto
como el día que te falte.
Lo siento,
te lo adelanto.
Nadie en muchos años,
se sabrá tu cuerpo
de memoria
como me lo sé yo.
Y nadie,
tampoco dioses inútiles,
te apartarán de la verdad,
porque tú eres ciencia,
credo y humildad.
Como me decía
tu abuela:
"Hijo, no seas guapo,
tú atractivo
y buena persona".
Y antifascista,
añade tu padre.
Sé lo que quieras,
menos cura
y de derechas.
Hipocresía cero,
luego,
que me tachen de lo que quieran.
¿Presiones familiares?
La peor de las enfermedades.
Por eso me anticipo
y te pido perdón
por mis errores.
Puedo resultar
coherentemente
contradictorio.
El caso es que
cumples dos años
y ésta
es otra manera
de celebrarlo,
contándole a la gente
que te rodea,
cómo te veo
por dentro y por fuera.
Bien me follaba
este cuaderno
relatando
tu historia,
pero me debo a más gente,
a alguna que otra persona
y a ninguna cosa.
Cachorro del Invierno.
Hijo de la niebla.
La única hoja
del árbol seco.
Último mes del año.
Poema del viento.
Preso del río
nacido del fuego.
Compás de la tierra
y música,
esparce cenizas
de polvo y hueso
de lo que siempre
llamaremos libertad.
Nadie te podrá negar
la existencia,
ni el caos que produces
entendido
como la pedagogía
que nos hace(s) falta.
Te lo prometo.
Te lo relato.
Te lo recito
mi querido
Enzito.
_Esto no es un texto se amor a mi hijo,
es un ensayo de amor político
sobre mi hijo.
A tus dos años_
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