Que puto asco
acordarse
de los fachas
cada vez que meto
el PIN en el móvil.
El misticismo
de la nación.
La propaganda
irracional.
El anti-intelectualismo.
Me contextualiza
el relato
Jason Stanley.
Clases de caza
en Andalucía.
Suvenciones
para los toros
en Madrid.
Y una contraseña
parental en Murcia
para acceder
a las formaciones.
Todo muy de hombres
como siempre.
Un PIN desgarrador
con la sexualidad
para que seamos
y sintamos
como ellos
quieren
que seamos
y sintamos.
Que huyamos
de las garras
comunistas, dicen,
mientras sus diputadas
mujeres dimiten
al encontrarse
con la verdad.
Luego está el PAM.
Disparos entre niñ@s
que hacen como
si fueran pistoler@s
a los dos años.
Así fue la infancia
de Abascal.
Viva el orden y la ley.
Viva la guardia civil.
Viva el rey.
Mientras salimos
drogad@s de discotecas
de polígonos
para "conducir"
hasta casa
sin saber
si algún día
llegará
o si privará
a alguien
de volver.
Pero la máquina
del fango
te dice
que tengas miedo
a los PAM
de una extinta ETA,
o a los PAM
de unas ajenas
Venezuela e Irán
que no sabes
situar en el mapa.
Que bien se lo
han estudiado.
Su carta magna
el Mein Kampf.
Y un ejército
de cuñados
muertos de hambre
vasallos del patrón
que apuesta por
la explotación.
¿Hasta dónde
vamos a llegar?
Padres, Madres
e hij@s
enfrentad@s.
Herman@s deshermanad@s.
Amig@s en guerra.
Todo desconocido
es enemig@.
Comanchería.
Gente.
Comanchería.
Y por último
llegamos al PUNK.
Hordas de punkis
con olor a sobaco
o a perfume
de centro comercial.
Da igual,
pero punkis.
Es nuestra
única salida.
Acudir a misa
con una cresta
multicolor
y darnos cuenta
que no es
nuestro sitio.
Hace falta calle.
Hace falta punk.
Macarras por naturaleza.
Combatientes del PIN y el PAM
Somos PUNK
aunque
no seamos nada.
viernes, 31 de enero de 2020
miércoles, 29 de enero de 2020
La hija de la librera
Mi madre siempre
me ha nutrido
de literatura
a través
de la Librería
del Barrio:
JARCHA
(Def: breve composición
lírica que cerraba
los poemas en árabe
llamados moaxajas)
Empezando por historias
de "Barco de vapor",
"Manolito Gafotas"
y libros de "Pesadillas".
También cómics
de "Mortadelo y Filemón"
y recomendaciones
por parte
de las expertas.
Jarcha,
mi parque temático
de pequeño
con estanterías
colapsadas
y colores
nunca vistos.
No existí obra
que no tuvieran.
Las gentes
que la trabajan
siempre lucían
sonrisas
monumentales,
así,
sin cansarse,
con ánimo puro
y escaparates nuevos
los lunes.
Y crecí.
Y seguí
acudiendo
a la llamada
de la cultura.
De adolescente
descubrí
a mis primeros
poetas
y a mis primeros
escritores
de novela negra.
También grandes clásicos,
libros revelación
e incluso
obras descatalogadas.
No hay nada
que no lo puedan.
Las jefas del gremio
de libreros y libreras
de Madrid
en el Barrio.
Maduré
y me pasé
a los ensayos
políticos,
a los análisis históricos
aunque siempre fiel
a cualquier
generación de poetas.
Cita obligatoria
la de algunos
Viernes
a las 20.00 horas
para descubrir
nuevos mundos
y asumir
la apertura
como algo
necesario
en mi vida.
Chatito de vino
envuelto en miles
de palabras
y a dormir
más a gusto que un arbusto.
Murakami
y Saramago.
Miguel Hernández
y Pablo Neruda.
Paco Roca.
Ahora soy más
de novelas gráficas
siempre rebeldes.
Y no me olvido
de Marcos Ana
y Emilio Lledó.
Cada vez que piso
el suelo de Jarcha
flotan mis ideas,
navego entre
cuentos infantiles
entre los que me ocupo
a diario tanto
en el trabajo
como en casa.
Y mientras tanto,
por azar de las hojas,
la hija de la librera
va a la misma clase
que mi hijo:
La Escuela del Barrio.
Bonita coincidencia
la de encontrarse
en entornos públicos
sin convicciones
tradicionales.
Abiertas y
apalabradas
intenciones
para seguir
dejando poso
en nuestro legado.
me ha nutrido
de literatura
a través
de la Librería
del Barrio:
JARCHA
(Def: breve composición
lírica que cerraba
los poemas en árabe
llamados moaxajas)
Empezando por historias
de "Barco de vapor",
"Manolito Gafotas"
y libros de "Pesadillas".
También cómics
de "Mortadelo y Filemón"
y recomendaciones
por parte
de las expertas.
Jarcha,
mi parque temático
de pequeño
con estanterías
colapsadas
y colores
nunca vistos.
No existí obra
que no tuvieran.
Las gentes
que la trabajan
siempre lucían
sonrisas
monumentales,
así,
sin cansarse,
con ánimo puro
y escaparates nuevos
los lunes.
Y crecí.
Y seguí
acudiendo
a la llamada
de la cultura.
De adolescente
descubrí
a mis primeros
poetas
y a mis primeros
escritores
de novela negra.
También grandes clásicos,
libros revelación
e incluso
obras descatalogadas.
No hay nada
que no lo puedan.
Las jefas del gremio
de libreros y libreras
de Madrid
en el Barrio.
Maduré
y me pasé
a los ensayos
políticos,
a los análisis históricos
aunque siempre fiel
a cualquier
generación de poetas.
Cita obligatoria
la de algunos
Viernes
a las 20.00 horas
para descubrir
nuevos mundos
y asumir
la apertura
como algo
necesario
en mi vida.
Chatito de vino
envuelto en miles
de palabras
y a dormir
más a gusto que un arbusto.
Murakami
y Saramago.
Miguel Hernández
y Pablo Neruda.
Paco Roca.
Ahora soy más
de novelas gráficas
siempre rebeldes.
Y no me olvido
de Marcos Ana
y Emilio Lledó.
Cada vez que piso
el suelo de Jarcha
flotan mis ideas,
navego entre
cuentos infantiles
entre los que me ocupo
a diario tanto
en el trabajo
como en casa.
Y mientras tanto,
por azar de las hojas,
la hija de la librera
va a la misma clase
que mi hijo:
La Escuela del Barrio.
Bonita coincidencia
la de encontrarse
en entornos públicos
sin convicciones
tradicionales.
Abiertas y
apalabradas
intenciones
para seguir
dejando poso
en nuestro legado.
_A Rocío y Mina_
martes, 28 de enero de 2020
Complacer sin placer
Complacer por miedo
a la represión
o complacer por el gusto
de valerlo.
Menudo trecho
lleno de posibles
incoherencias.
Apegarse a la
contradicción
por más y más
hostias
que te haya
sacudido la realidad.
Cuando dejas
la verdad a un lado
y traicionas
los sentimientos.
Tragarte las palabras
hasta que te reviente
el estómago.
Y perder.
Volver a perder
porque la adicción
al veneno
es más poderosa.
Tod@s somos yonkis.
Tod@s estamos
enganchad@s
perjudicialmente
a algo.
Cuando l@s mal@s
se salen con la suya
una y otra vez.
El arte de manipular
y disimular.
Neci@s sin dos dedos
de frente
que se las ingenian
para salir indemnes.
Y tú te callas
porque no te crees
con el derecho
a decir nada.
Cómplices sin placer
las necesidades
egoístas
del extraño
que nunca
te ha dejado entrar,
pero que sin embargo
arrasa con todo
con lo que no
le es propio.
Así nos va.
Quizá algún día...
a la represión
o complacer por el gusto
de valerlo.
Menudo trecho
lleno de posibles
incoherencias.
Apegarse a la
contradicción
por más y más
hostias
que te haya
sacudido la realidad.
Cuando dejas
la verdad a un lado
y traicionas
los sentimientos.
Tragarte las palabras
hasta que te reviente
el estómago.
Y perder.
Volver a perder
porque la adicción
al veneno
es más poderosa.
Tod@s somos yonkis.
Tod@s estamos
enganchad@s
perjudicialmente
a algo.
Cuando l@s mal@s
se salen con la suya
una y otra vez.
El arte de manipular
y disimular.
Neci@s sin dos dedos
de frente
que se las ingenian
para salir indemnes.
Y tú te callas
porque no te crees
con el derecho
a decir nada.
Cómplices sin placer
las necesidades
egoístas
del extraño
que nunca
te ha dejado entrar,
pero que sin embargo
arrasa con todo
con lo que no
le es propio.
Así nos va.
Quizá algún día...
lunes, 27 de enero de 2020
Los primeros pasos
Inestables.
Ambiguos.
Dan vértigo.
El orgullo de verlo.
La satisfacción
que sientes
por el desplazamiento
autónomo
a otra altura.
Tú decides
cuándo,
cómo
y con quién.
Te lanzas
independiente
a por una nueva
conquista.
Y te caerás.
Y te dolerá.
Pero aprenderás
a reducir los daños
y a hacerlo
sin que te aplaudamos.
Un hito más
de tu historia;
otra experiencia
para dar ejemplo.
Y tu culo
un flotador.
Y tu mano
dos ganchos.
Y tus piernas
dos torres.
Y tu ímpetu
incansable
siempre que
respetemos
tus ritmos.
Porque consiste en eso.
En mirarte
y pasar
a un segundo plano.
Sin protagonismos.
Sin intervenciones.
Solo seremos
la compañía
de seguros
a todo riesgo
que amortigüe
los golpes.
Los tacatás,
las manitas
en alto,
los zapatos opresores
son cosas del pasado.
Ahora las cosas
se hacen
de otra manera
y tú marcas
los tiempos.
Nosotras solo
confiamos
y nos mantenemos
cerca.
No es Pikler.
Es amor y sangre.
Medallitas
para las pedagogías
activas
no.
Méritos
por herencia
de las cosas
que se han hecho
toda la vida
tampoco.
La victoria
del hogar,
el compromiso
de la familia,
el logro
de las capacidades,
el asentamiento
de las aptitudes,
el quererse
como nunca antes
lo habíamos hecho,
eso,
eso si
que es digno
de estudio.
No seremos sombra.
No seremos huella.
Ni siquiera
nos daremos las manos
porque
con saber que nos tenemos
es suficiente.
Ambiguos.
Dan vértigo.
El orgullo de verlo.
La satisfacción
que sientes
por el desplazamiento
autónomo
a otra altura.
Tú decides
cuándo,
cómo
y con quién.
Te lanzas
independiente
a por una nueva
conquista.
Y te caerás.
Y te dolerá.
Pero aprenderás
a reducir los daños
y a hacerlo
sin que te aplaudamos.
Un hito más
de tu historia;
otra experiencia
para dar ejemplo.
Y tu culo
un flotador.
Y tu mano
dos ganchos.
Y tus piernas
dos torres.
Y tu ímpetu
incansable
siempre que
respetemos
tus ritmos.
Porque consiste en eso.
En mirarte
y pasar
a un segundo plano.
Sin protagonismos.
Sin intervenciones.
Solo seremos
la compañía
de seguros
a todo riesgo
que amortigüe
los golpes.
Los tacatás,
las manitas
en alto,
los zapatos opresores
son cosas del pasado.
Ahora las cosas
se hacen
de otra manera
y tú marcas
los tiempos.
Nosotras solo
confiamos
y nos mantenemos
cerca.
No es Pikler.
Es amor y sangre.
Medallitas
para las pedagogías
activas
no.
Méritos
por herencia
de las cosas
que se han hecho
toda la vida
tampoco.
La victoria
del hogar,
el compromiso
de la familia,
el logro
de las capacidades,
el asentamiento
de las aptitudes,
el quererse
como nunca antes
lo habíamos hecho,
eso,
eso si
que es digno
de estudio.
No seremos sombra.
No seremos huella.
Ni siquiera
nos daremos las manos
porque
con saber que nos tenemos
es suficiente.
_A tus primeros pasos un Sábado 14 de Diciembre del 2019_
domingo, 26 de enero de 2020
La mochila personal
Cómo se les
llena la boca
cuando dicen
la expresión
"la mochila personal".
L@s nuev@s coachs
con carné de
psicólog@
de mercadillo.
No te jode.
Me da el mismo asco
que cuando veo
comer con la
boca abierta.
Esta gente
lo resuelve todo
adjudicando
tus "deficiencias"
a tu mochila personal.
La moda de los términos
y los discursos
aprendidos.
No lo sabéis
pero dais
vergüenza ajena
cuando os ponéis
grandilocuentes.
Se os nota
la sonrisilla
ególatra
cuando juzgáis
el pasado del resto.
Llamadme vividor
y escéptico
pero la sistémica
y las constelaciones
os las metéis
por el culo.
Desde adolescente
llevo cargando
mochilas de tejido
y varias cremalleras.
Y cada año
voy al Decathlon
y me compro
una nueva.
Así que fijaos
si sé de mochilas;
tengo un máster.
Antes me la colabais,
pero ya no.
Ahora me pongo
mi mochila,
la de mi hijo
y la de mi mujer.
A eso se le llama
empatía
y solidaridad.
Comunicación
asertiva
al fin y al cabo.
No. No os compro
los prejuicios
ni las simplezas.
Pienso las cosas
antes de hablar
y me dejo
las pulsiones
para follar,
no para sentirme
superior.
Es verdad
que el peso
que cargamos
a nuestras espaldas
es personal,
y como es personal,
no te da derecho
a nombrarlo.
La ligereza de cascos
está muy bien
si así los has decidido,
pero tu comentario
discapacitado
te lo guardas
para cuando
estés cagando.
La mochila personal
tiene muchos colores,
y si te atreves
a tocar la mía
sin permiso,
no obtendrás ninguno.
llena la boca
cuando dicen
la expresión
"la mochila personal".
L@s nuev@s coachs
con carné de
psicólog@
de mercadillo.
No te jode.
Me da el mismo asco
que cuando veo
comer con la
boca abierta.
Esta gente
lo resuelve todo
adjudicando
tus "deficiencias"
a tu mochila personal.
La moda de los términos
y los discursos
aprendidos.
No lo sabéis
pero dais
vergüenza ajena
cuando os ponéis
grandilocuentes.
Se os nota
la sonrisilla
ególatra
cuando juzgáis
el pasado del resto.
Llamadme vividor
y escéptico
pero la sistémica
y las constelaciones
os las metéis
por el culo.
Desde adolescente
llevo cargando
mochilas de tejido
y varias cremalleras.
Y cada año
voy al Decathlon
y me compro
una nueva.
Así que fijaos
si sé de mochilas;
tengo un máster.
Antes me la colabais,
pero ya no.
Ahora me pongo
mi mochila,
la de mi hijo
y la de mi mujer.
A eso se le llama
empatía
y solidaridad.
Comunicación
asertiva
al fin y al cabo.
No. No os compro
los prejuicios
ni las simplezas.
Pienso las cosas
antes de hablar
y me dejo
las pulsiones
para follar,
no para sentirme
superior.
Es verdad
que el peso
que cargamos
a nuestras espaldas
es personal,
y como es personal,
no te da derecho
a nombrarlo.
La ligereza de cascos
está muy bien
si así los has decidido,
pero tu comentario
discapacitado
te lo guardas
para cuando
estés cagando.
La mochila personal
tiene muchos colores,
y si te atreves
a tocar la mía
sin permiso,
no obtendrás ninguno.
miércoles, 22 de enero de 2020
Otra vez Diciembre
Otra vez Diciembre.
Mi nuevo mes
preferido
desde 2018.
El mes de las llegadas
prematuras.
El que nadie
se esperaba
cuando
sin embargo
todo el mundo
te esperaba.
El mes hipotético
del frío
de la nieve
y las luces.
Pero frío
más bien poco,
nieve ninguna
y luces privatizadas.
El mes de las vacaciones
y las tradiciones.
El de los aniversarios
de los pródromos.
El del primer cumpleaños
sin parque de bolas,
plásticos
y desmerecidos regalos.
El color de las hojas
en Diciembre
reúnen las condiciones
perfectas
para la simbiosis
de dos estaciones.
El reparto de cenas,
papeletas
y del tiempo
que recuperar
(quién pueda).
Las previas,
las sobremesas
y las ausencias
por borrachera.
Sin duda gente
a la que deseas ver
y gente a lo que no deseas
ninguna Navidad.
Diciembre también es eso.
Cal y arena.
Bonitas playas
o piscinas con lona.
Reyes que nunca llegan
o reyes que nunca
nos han dejado elegir.
Villancicos en Diciembre.
Diciembre pandereta.
Cestas de supermercados
criminales.
La llegada del Niño.
La tripa gorda
de Papá Noel.
El vestido
de la Pedroche.
Diciembre cuñado
con grandes colas
para ver el
Portal de Belén
del Ayuntamiento.
Pero nadie ve
los portales
con familias
¿Y cuánto ver?
¿Cuántas asesinadas
habrá en Diciembre?
No pasa nada
mientras haya
uvas y cava
para brindar.
¡Diciembre!
Me quedo con lo bonito,
desecho lo que no me gusta
y critico lo que nos han impuesto.
Ahora bien,
celebro la vida,
la familia
y el hogar.
Y sí,
lo haré en Diciembre
pese a todo
y por encima
de todas las cosas.
Por él.
Nota de autor: escrito el Lunes 2 de Diciembre de 2019.
Mi nuevo mes
preferido
desde 2018.
El mes de las llegadas
prematuras.
El que nadie
se esperaba
cuando
sin embargo
todo el mundo
te esperaba.
El mes hipotético
del frío
de la nieve
y las luces.
Pero frío
más bien poco,
nieve ninguna
y luces privatizadas.
El mes de las vacaciones
y las tradiciones.
El de los aniversarios
de los pródromos.
El del primer cumpleaños
sin parque de bolas,
plásticos
y desmerecidos regalos.
El color de las hojas
en Diciembre
reúnen las condiciones
perfectas
para la simbiosis
de dos estaciones.
El reparto de cenas,
papeletas
y del tiempo
que recuperar
(quién pueda).
Las previas,
las sobremesas
y las ausencias
por borrachera.
Sin duda gente
a la que deseas ver
y gente a lo que no deseas
ninguna Navidad.
Diciembre también es eso.
Cal y arena.
Bonitas playas
o piscinas con lona.
Reyes que nunca llegan
o reyes que nunca
nos han dejado elegir.
Villancicos en Diciembre.
Diciembre pandereta.
Cestas de supermercados
criminales.
La llegada del Niño.
La tripa gorda
de Papá Noel.
El vestido
de la Pedroche.
Diciembre cuñado
con grandes colas
para ver el
Portal de Belén
del Ayuntamiento.
Pero nadie ve
los portales
con familias
¿Y cuánto ver?
¿Cuántas asesinadas
habrá en Diciembre?
No pasa nada
mientras haya
uvas y cava
para brindar.
¡Diciembre!
Me quedo con lo bonito,
desecho lo que no me gusta
y critico lo que nos han impuesto.
Ahora bien,
celebro la vida,
la familia
y el hogar.
Y sí,
lo haré en Diciembre
pese a todo
y por encima
de todas las cosas.
Por él.
Nota de autor: escrito el Lunes 2 de Diciembre de 2019.
martes, 21 de enero de 2020
Los enamorados de Atocha
Al entrar
en la Estación
siempre les veo
en el mismo sitio.
Siempre es la misma hora.
En la puerta de emergencia
donde nadie
puede molestarles
para poder escapar
los primeros.
En el suelo,
encajados,
parece que la pena
nunca les llega.
Y me alegra.
Les envidio.
Les sitúo
a finales
de bachillerato
o a principios
de universidad,
no lo tengo claro.
En todo caso
tienen parte
de adolescentes.
Hablan y se miran
con inocencia
sin ápices
de fracasos.
No cambian
sus pasiones
por mucho
que los miremos.
El mundo es para ellos.
Lo dicen sus sonrisas.
Ni el paso
de los seguratas
aplacan sus emociones.
Qué valientes
no jugar
al disimulo
ni disfrazarse
de algo que no son
por lo que podamos
pensar el resto.
No sé si yo
fui así
alguna vez,
pero me gusta.
Me reconforta.
Justo encima
tienen el marcador
de los trenes
con los minutos
que quedan
para que lleguen;
y me pregunto:
¿cuánto tiempo les quedará a ellos?
Ojalá y siempre.
Ojalá eterno.
Se lo merecen.
Ahora lo sé.
No quiero dejar de verlos.
en la Estación
siempre les veo
en el mismo sitio.
Siempre es la misma hora.
En la puerta de emergencia
donde nadie
puede molestarles
para poder escapar
los primeros.
En el suelo,
encajados,
parece que la pena
nunca les llega.
Y me alegra.
Les envidio.
Les sitúo
a finales
de bachillerato
o a principios
de universidad,
no lo tengo claro.
En todo caso
tienen parte
de adolescentes.
Hablan y se miran
con inocencia
sin ápices
de fracasos.
No cambian
sus pasiones
por mucho
que los miremos.
El mundo es para ellos.
Lo dicen sus sonrisas.
Ni el paso
de los seguratas
aplacan sus emociones.
Qué valientes
no jugar
al disimulo
ni disfrazarse
de algo que no son
por lo que podamos
pensar el resto.
No sé si yo
fui así
alguna vez,
pero me gusta.
Me reconforta.
Justo encima
tienen el marcador
de los trenes
con los minutos
que quedan
para que lleguen;
y me pregunto:
¿cuánto tiempo les quedará a ellos?
Ojalá y siempre.
Ojalá eterno.
Se lo merecen.
Ahora lo sé.
No quiero dejar de verlos.
lunes, 20 de enero de 2020
Sonidos
El sonido del café
recién subido.
El reclamo
del cachorro.
Cuando impacta
la piedra
sobre el agua.
El sonido
de patio de colegio.
A lo que suena
el rocío
por las mañanas.
La fractura del hueso.
El rebufo del avión.
El sonido al reducir
el plástico.
El vibrátor de sonido.
La respiración contenida.
El sonido del mensaje
que no esperas.
Cuando suena la risa
de un niño.
La hoja al crujir.
Hacer ruido al comer:
mal sonido.
Himnos de sonido.
Como suena al arroparse.
Lo que significa
ese sonido
del portazo.
Las montañas hablan.
Las cuevas callan.
El sonido de la celda
al abrirse.
El llanto y sus requisitos.
El sonido del boli
contra el papel
al dejar tu firma.
El poso de las pisadas.
Caminos abruptamente
silenciosos.
El bostezo profundo.
El estornudo sonoro.
La orquesta.
El concierto.
La explosión del gol
en el último minuto.
Las expiaciones del susurro.
El perdón que nunca llega.
El sonido único del parto.
Palabras sonadas.
Sucesos olvidados.
Fechas que no te
suenan a nada.
La canción que te resuena
constantemente
en la cabeza.
Voces que no oye nadie.
Voces de la gente.
Gritos que no consiguen nada.
Sonidos.
recién subido.
El reclamo
del cachorro.
Cuando impacta
la piedra
sobre el agua.
El sonido
de patio de colegio.
A lo que suena
el rocío
por las mañanas.
La fractura del hueso.
El rebufo del avión.
El sonido al reducir
el plástico.
El vibrátor de sonido.
La respiración contenida.
El sonido del mensaje
que no esperas.
Cuando suena la risa
de un niño.
La hoja al crujir.
Hacer ruido al comer:
mal sonido.
Himnos de sonido.
Como suena al arroparse.
Lo que significa
ese sonido
del portazo.
Las montañas hablan.
Las cuevas callan.
El sonido de la celda
al abrirse.
El llanto y sus requisitos.
El sonido del boli
contra el papel
al dejar tu firma.
El poso de las pisadas.
Caminos abruptamente
silenciosos.
El bostezo profundo.
El estornudo sonoro.
La orquesta.
El concierto.
La explosión del gol
en el último minuto.
Las expiaciones del susurro.
El perdón que nunca llega.
El sonido único del parto.
Palabras sonadas.
Sucesos olvidados.
Fechas que no te
suenan a nada.
La canción que te resuena
constantemente
en la cabeza.
Voces que no oye nadie.
Voces de la gente.
Gritos que no consiguen nada.
Sonidos.
sábado, 18 de enero de 2020
Reyes de centro comercial
Reyes de centro comercial
cobrando a 3 euros la hora.
Y encima el negro
es un blanco
pintado de negro,
no me jodas.
Y no solo eso.
Reyes de la ley sálica.
Reyes de plástico.
Reyes o ausencia de ellos
que nunca nos
dejaron elegir.
Reyes del consumo
con papel de regalo
envuelto.
Reyes hacia Belén.
Circo en el Congreso.
Dioses en los templos.
Cada cual tiene su sitio.
Reyes de centro comercial
con colas de horas de espera
y niñ@s asustad@s.
La controversia
de un día mágico.
La ilusión corrupta
por el capitalismo
y el capricho.
La sonrisa mecánica
y a por el siguiente regalo.
Cajas sin abrir
donde vale
más el cartón
que el producto.
Toneladas de basura.
Reyes de azúcar
con barbas recortadas.
Y Baltasar huyendo.
Baltasar buscando asilo
menos el día 5 de Enero.
Reyes de centro comercial
que asumimos como propios.
Reyes trampa.
Reyes de cartón.
Reyes de barro.
A las 14.00 horas
se cierra la cola
y podemos seguir comprando.
Lo siento hijo.
cobrando a 3 euros la hora.
Y encima el negro
es un blanco
pintado de negro,
no me jodas.
Y no solo eso.
Reyes de la ley sálica.
Reyes de plástico.
Reyes o ausencia de ellos
que nunca nos
dejaron elegir.
Reyes del consumo
con papel de regalo
envuelto.
Reyes hacia Belén.
Circo en el Congreso.
Dioses en los templos.
Cada cual tiene su sitio.
Reyes de centro comercial
con colas de horas de espera
y niñ@s asustad@s.
La controversia
de un día mágico.
La ilusión corrupta
por el capitalismo
y el capricho.
La sonrisa mecánica
y a por el siguiente regalo.
Cajas sin abrir
donde vale
más el cartón
que el producto.
Toneladas de basura.
Reyes de azúcar
con barbas recortadas.
Y Baltasar huyendo.
Baltasar buscando asilo
menos el día 5 de Enero.
Reyes de centro comercial
que asumimos como propios.
Reyes trampa.
Reyes de cartón.
Reyes de barro.
A las 14.00 horas
se cierra la cola
y podemos seguir comprando.
Lo siento hijo.
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