Primer trimestre
en ciernes.
Me hubiera
gustado
alcanzarte
en textos
pero preferí
agacharme
para mirarte.
Acompañarte
en tus bellos días
y largas noches.
Despertarte
el finde
amaneciendo
solos
dando
el merecido
descanso
a la matriarca.
Exclusividad
de besos,
risas,
recuperando
el proceso
simbólico
del tiempo
perdido.
Tres meses
lamiéndote
la costra
lactante.
El recorrido
más excitante,
el de volver
cada tarde
arrepentido
y curarme
al mirarte.
Qué primer
trimestre
tan lindo
y florido,
con escasa
lluvia,
poco frío
y estornudos.
De ti he aprendido
mucho.
Mi cachorro.
Mi niño.
No te aguantes
el estornudo
porque todo
lo que te sale
de dentro
lo recojo
y lo guardo
en mi bolsillo.
Te quiero tanto
culo fino...
tus muslos,
tus ojos,
tu ombligo.
Mis partes
preferidas
de tu cuerpo,
mi yugo,
en el buen sentido.
Todos los 23
haces aniversario
y yo estaré aquí
para recordártelo.
Gracias por estos
casi 100 días,
por cambiarme
la vida,
por ser mi guarida.
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