En un banco sentados
viendo las cosas pasar.
Esperando quizá
el reencuentro,
el descubrimiento
o la oportunidad.
Nunca fue tan fácil
reflexionar
sobre la felicidad.
Con sus dolores
y sus errores,
anónimos al mirar.
Un pasado que vuelve
a andar.
Las cosas tienen sentido
cuando las dices en voz alta,
pero si te atreves
a escribirlas
ya no hay vuelta atrás.
Víctimas,
cada una,
a su manera,
¿quién se libra
de tirar la
última piedra?
verdugos al recordar.
No es tan fácil
acertar,
pero cuando
te sientes
identificado,
ayuda a sosegar
las piedras del camino
que un día quisiste
olvidar.
Y te acuerdas
de lo que ya no
volverá,
de aquellos
que se fueron,
y no te volverán
a abrazar.
Nos quedamos
con lo que tenemos,
¡juramos! ganar más,
teniendo en cuenta lo ocurrido,
la vida, son personas,
que un día
nos pudieron acariciar.
La droga,
los besos,
cicatrices
grabadas a golpes,
fuego, bienestar;
señales perpetuas
en nuestros cuerpos,
todo,
tiene un final.
Pero aquí estamos,
sinceros y directos,
ojalá
que
vuelva
a pasar.
Aquí te espero
sentado
en el próximo banco
que nos de intimidad,
no tengas miedo
"delincuente",
te prometo humildad.
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