Mirando el mapa, me marca:
-Usted está aquí-.
Y no me queda
más remedio
que reconocerme
en un punto gigante
de color rojo
desproporcionado
y rodeado
de terreno desconocido.
Somos más que eso,
itinerarios
de ida y vuelta
que a veces llegan,
otras no,
y en ocasiones,
se pierden.
La pregunta es
si nos pasa a tod@s;
las respuestas
sólo las tienen
un@s poc@s.
A partir de ahora,
cuando me encuentre con
un punto informativo
de tal calado,
ejemplo
estático,
metafórico
y reflejo de la vida,
romperé la vitrina
de una patada
para que mi
punto rojo
escape
y elija,
si quiere,
una vida determinada
del punto A
al punto B,
o se quede
con la pasión del caos
y con la locura
del descubrimiento.
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