Me dí cuenta
que los hombres
olemos mal
por dentro
y casi siempre
por fuera.
De mirada
inquisitiva
¡Alerta!,
no vayamos
a vernos
superados.
En tensión
los miembros
movemos
apresurados
demostrando
valerosa
fuerza
en apariencia,
MURIENDO SOLOS,
displicencia.
El honor
bravo,
sesgado,
agotado
donde empiezan
ELLAS:
-las palabras-.
Incautas miradas,
de atrás hacia
adelante
pá que el burro
no se espante,
porque el hombre,
peludo y cojonudo,
no aprende
por más
que lo intente.
Con hosca
sonrisa
presume
ausente
de lo que tiene,
caliente
en distancias
de lo que
recrimina
el contrincante.
"Caminante no hay camino"
se escribió para las mujeres,
porque el camino
que no halla el macho,
lo hace al andar
humilde la hembra.
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