jueves, 14 de abril de 2016

ELLA y el pañuelo

Ambos esperamos a que el
marcador del tiempo indique
los minutos que quedan.
En la distancia ELLA
no sabe que existo, que la observo.
Me fijo en ella porque llora.
Se la ve más triste que angustiada.
Algo malo le ha debido de pasar.
Se limpia la lluvia
que en catarata le cae
por la cara con la mano.
Su piel se vuelve
brillante y amarga,
mojada el alma.
Me apena verla y me
avergüenza no poder hacer nada
pero, ¿quién soy yo para interceder
en el sufrimiento privado?
Del bolsillo de atrás 
me saco un pañuelo y pienso 
en si es buena idea ofrecérselo.

Finalmente lo hago
con mi sonrisa más paciente
y ELLA lo coge con su pose más derrotada.
Me da las gracias y el 
efímero intercambio acaba.
El panel ya marca el tiempo
que tardaremos en olvidar
la escena y el pañuelo,
que en su mano sujeta
y con ELLA se queda,
arrugará su piel absorbiendo
el agua viva que su cuerpo excreta.  

-A mi República-

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