Tu color de piel me dice de donde eres; las arrugas, los años tienes; tu vestimenta me muestra tu poder adquisitivo; el peinado la higiene que mantienes: los gestos tu forma de ser. Tu voz me habla de tu nivel de arrogancia; tu olor me acerca o me aleja, depende; el calzado que usas me demuestra tus gustos; los tatuajes la personalidad. El reloj que llevas me dice si eres verdadero. Tu metabolismo lo que comes; la cara caída, la depresión que sufres y la enfermedad de más que padeces. Tus joyas, las apariencias.
Y mientras te etiqueto,
me doy cuenta que no
tengo tiempo para mirarme
DENTRO
y saber quién soy;
prefiero juzgarte
para simplificar mis
decisiones y actos
en una vida que
ni siquiera se que
color tiene; prefiero un
Mi más sentido pésame
(sin cinismo)
jueces y señores
de lo que nunca
les pertenecerá
por código moral.
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