asamblea del tiempo perdido.
Te escuchaba hablar de él
mientras yo te hablaba de ella
(por turnos)
Nos protegimos con dos cafés
para hablar de poesía,
pensar en componer,
reírnos de una foto,
soñar con una guitarra
y mirar al año que viene
como el curso definitivo.
Distraída con el niño que pasaba tras de ti
mientras yo liaba un cigarro;
cómplices y protas de nuestras charlas
algún día,
serán ell@s l@s que darán
lecciones a l@s adultos.
Nos despedimos
con un abrazo
más evolucionado
que el de la bienvenida.
A la vuelta, ya en el autobús,
me encuentro con el mismo conductor
que me dio las señas para llegar a la
"Avenida de Madrid"
y me preguntó:
- ¿Encontraste el lugar?-
-¡Encontré mucho más qué un lugar!- Le dije.
Yo me encontré con la vida.
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