porque salimos a fumar un cigarro,
así de simple.
Le daba el sol
pero se moría de frío,
y de hambre
y de miedo.
Quería pero no podía.
La noche anterior
la habían abandonado
en una bolsa.
Eso nos contó Dolores,
la viejita que le estaba
dando pollo mechado.
La descubrimos en familia
porque nuestr@s hij@s
nos ven fumar.
Esto le sorprende
a algunas personas,
sin embargo a esas personas
no les importa mostrar
su fascismo a sus hij@s.
Da igual de qué hablemos,
en esta casa nos posicionamos
siempre que nos sintamos
preparadas para posicionarnos.
Os preguntaréis
qué tiene que ver esto
con Luna Petit,
lo tiene que ver todo.
Es revolucionario imaginar
una familia en su conjunto
y conseguirlo pasado el tiempo.
Esto lo llevamos haciendo
toda la vida.
¿Cuándo es el momento?
¿Cómo vamos a hacerlo?
¿Qué hay que tener en cuenta?
¿Por qué lo queremos?
Son preguntas que zanjamos
aquel sábado de diciembre
en una residencia
visitando a las abuelas.
Por cierto,
abuelas que no estaban
cuando se produjeron
los protocolos de la vergüenza,
por lo que no sumaron
dígitos al 7291.
Insisto, siempre voy a posicionarme.
Estuve a punto de cogerla,
pero fueron finalmente
las rescatistas las que
lo hicieron.
Si la noche anterior
homenajeábamos
con gloria a la mujer del preso,
ahora fue una tal Gloria
la que iba a liberar
a otra presa de la muerte.
Otro ser vivo
abandonado
por un ser humano.
¡Esto sigue pasando!
Y esto sigue definiendo
qué tipo de sociedad somos.
Luna 🌑 Petit
llegó a casa
el 11 de diciembre de 2024
y cada cual
la recibió a su manera.
Algunos necesitaron
su tiempo, pensar
cuales iban a ser
los primeros movimientos,
atreverse a acercarse.
Otras fueron más impetuosas,
con las cosas más que claras
y decisiones en firme.
La diversidad también
inunda nuestra casa.
Así que estamos en
tiempo de acogida.
Otra bebé
que juega por las noches
y reposa por las mañanas.
Otra felina
que está llamada
a marcar nuestras vidas,
todos los años posibles,
por el amor persé
que sentimos
por los animales.
Otra integrante
de La Mariana,
por las que ya no están,
por las que seguimos,
por las que serán.
Le sacaremos mil nombres,
nos aprenderemos
su tipo de ronroneo,
sus maneras de jugar,
sus preferencias,
sus trastadas
(siempre me encantó
esta palabra).
Estaremos ahí
para dar forma
a sus anécdotas,
a sus días raros,
a la construcción
de la posición
que ocupará en esta familia.
Bienvenida Luna Petit,
llegara el día
en qué me marques la cara,
como tu hermano,
Clio,
el felino antifa.
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