domingo, 5 de noviembre de 2023

La Hora En Que Te Lo Cuento. Parte II

La cachorra que viene detrás.
Un legado de historias y cuentos
que se repiten
como las películas
que veíamos de pequeñ@s.
Una tradición de instituto
donde contar cuentos
tumbado y del revés,
liberaba las cadenas
del elefante encadenado.
Eso solo lo saben unas pocas,
pero desde entonces,
comenzó mi amor
por la literatura infantil.

El ritual de la noche
que a veces se ve empañado
por un televisor que atonta
las neuronas,
y pido perdón por ello,
por adoptar la posición fácil
y accesible de seguir avanzando
en las tareas
que ni os van
y que ni os vienen,
pero así son los ritmos
y las comodidades
del mundo adulto.
Pido perdón por ello.

Cuando la complejidad
de los cuentos pasa
por intereses distintos
según la edad,
porque ahora sois dos
l@s que reclamáis contenido
para llenar vuestros huecos.
Son leyes no escritas
que no deberían ser incumplidas
nunca.
Y no es que yo lo haga mejor,
es que llevo muchos cuentos
a la espalda
y entendí hace tiempo
la obligatoriedad,
por salud mental,
derechos humanos
y aprendizaje social,
de que exista el momento
de ojear, escuchar e imaginar.

Insisto en que no es excusa
que por ser una de
mis herramientas de trabajo,
luego llegue a casa
y la deseche por agotamiento.
No sería justo ni conveniente que,
tras cambiar de contexto
al pasar del secundario
al principal,
yo me haya desnudado entero
en la institución
y luego no haga el esfuerzo
de hacerlo en casa.
Eso nunca.

La historia interminable
de decidir qué y cuántos cuentos,
para afrontar una noche
donde la consciencia
se deja llevar por sueño y sueños.
¿Cuál tocará hoy?
¿Qué elementos perdurarán
y cuáles serán los nuevos?
¿Cómo compaginar el estar en medio
y tener que compensar
al que tienes en la izquierda
y a la que sujetas con la derecha?
Todo el arte y las aptitudes
llevadas al máximo exponente
con el ánimo de que
lo recuerden toda su vida.

Soñar con abrir una librería
o trabajar en la que tantas
veces has estado,
en tu barrio,
con personas tan extraordinarias
como las lecturas que te recomiendan.
Saltar de estantería en estantería,
cambiar de sección
con los ojos cerrados
porque te sabes de memoria
cada giro, cada altura,
cada perspectiva.
Consumir gratis
como si estuvieras
en una biblioteca pública
sin miedo a romper el silencio
para finalmente comprar,
porque deberíamos comprar
a las artesanas y no a las multinacionales,
las obras que completarán
el armario de tu casa.

'LHEQTLC'
es la denominación,
por siglas,
por los siglos de los siglos,
FIN 

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