Ya nos avisaronen plena Pandemia,
cuando cacerola en mano
y palo de golf entre las piernas,
salieron con sus bugas
por aceras que no necesitaban
ser asfaltadas.
Les estaban coartando la libertad
y España les sabía a menos España,
claro payasos,
una de las secuelas del COVID
era perder el olfato.
Vaya panda con mocasines,
camisa y chaleco,
que pena que no os hubiera
faltado respiradores artificiales.
La clase priviligeada y acomodada
sale a las calles
y no es para salir de fiesta.
Es para exigir que su España
no se rompa,
la privada y externalizada,
la que vulnera sistemáticamente
derechos humanos
y derechos sociales,
la que criminaliza y asesina
a personas que forman parte
de colectivos que no es el suyo.
Su España facha
hereditaria del franquismo.
La del bigote,
la de la mujer en su sitio
y los maricones en cunetas.
La de l@s negr@s
mejor en el fondo del Mediterráneo,
l@s pobres en la periferia
y la transexual en la clínica.
Salen cada noche hacia
la Calle Ferraz
aseaditos, con perfumes
pero las pollas sudadas.
Se visten de súper héroes
con la rojigualda
y gritan que los patriotas
son ellos,
con dos cojones.
Fascismo del bueno
retransmitido y blanqueado
por casi todos los medios
de comunicación,
para que si cabe posibilidad,
empatices con su amargura,
la de que perdure
la madre patria, católica
y ultraconservadora.
Y funciona, claro que funciona,
veréis que cenas
nos esperan en diciembre.
Parace que avanzan
menos en votos,
por eso no van a ganar,
por eso están agotados.
De lo más antidemocrático
que he visto últimamente.
La élite rogando
y los cachorros
con el mazo dando.
Pobre infancia
la que le toque
ser acompañada
por semejantes machirulos.
Heterosexuales bien vestid@s
que se van de la mami
para cenar calentit@s,
sin miedo a que las facturas
les pasen factura.
Anda que piden por alguien
más que por ell@s,
pero qué hij@s del gran puto,
también sus dioses.
Por eso el día
que nos encontremos
no habrá tiempo
para ponerse de perfil.
Habrá que decirles
que si quieren nuestra desaparición,
puede que suceda antes
la suya,
porque equidistancia ninguna,
miedos todos los posibles.
Imaginaros su España,
la que ya hemos sufrido tantos años
y aquí seguimos,
pero con qué secuelas
y a costa de tanto.
La agitación de una clase
que se desmorona
tras haber perdido
en unas elecciones.
Por eso claman venganza
con rencor,
buscan el pucherazo
entre tanta anormalidad democrática
porque se creen únicos e impunes.
No seré yo quien defienda
a los sociatas neoliberales,
pero sí seré yo quien defienda
a cualquiera que quiera
se ofrezca a liderar desde
posiciones antifascistas,
aunque el resto solo sirvamos
para garantizar los mínimos exigibles.
Nos equivocamos en ridiculizarles
por el hecho de que no estén
acostumbrados a protestar en las calles,
ni que la calle hubiera sido nunca nuestra.
Hay mucha más gente
que voya en contra
y que no ha pisado la calle
en su vida
de la que nos imaginamos.
Esa también es nuestra derrota.
Lo que no van a venir
a enseñarnos
son los términos en los que pensar,
la manera de entender a las sociedades
y el análisis humano
de todas las dificultades.
Ellos no hacen barricadas,
ellos levantan muros
y corean al unísono
que van a ir a por nosotros.
Si de verdad no hay mal
que por bien no venga,
a lo mejor es el momento
de asumir que también
tenemos que ir a por ellos.
O ellos o nosotros,
es cuestión de supervivencia.