Tus problemas
no son de la gente
hasta que expones
el problema
y la gente
empieza a hablar
de sus problemas
para contrarrestar
los tuyos.
¡No, señores!
La empatía
no se practica
poniendo
tus problemas
por encima
cuando
solo se busca
consuelo y
desahogo.
Es cierto
lo que se dice
de que las
comparaciones
son odiosas,
sobretodo cuando
"el ego que arrastra tu piel"
no te permite
estar disponible
precisamente
cuando se te pide.
Hablo
de la cotidianidad
de los encuentros
buscados,
de las confesiones
que redimen.
Hablo
de que no hables
de ti
cuando
te están hablando
del otro,
de ponerse
sus zapatos,
de aprehender
lo que a ti no te pasa.
Hablo
de la escucha,
de las posibles
soluciones,
de los problemas
que lo son
porque a ti
no te han pasado;
pero tienes
que estar,
tienes que ser
el escupidero
de alguien
que hará
lo mismo que tú
el día de mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario