Igual que están
las canciones caricias
que le acompañan
para coger el sueño,
inmediatamente
antes de la melodía
le relato
las tres mismas
afirmaciones
todas las noches.
Como no podía ser
de otra manera,
la primera de ella es
TE QUIERO MUCHÍSIMO,
porque decirse
en voz alta
cuánto nos queremos
es de valientes y justos,
de humildes personas
que protegen
la memoria.
Recordarse
el amor
que nos profesamos
nunca está de más.
A continuación
y con la rodilla hincada,
le digo que
SIENTO LOS ERRORES,
sin duda,
el momento
más duro
y difícil del día.
Porque
pese al cariño,
te fallo
constantemente,
me equivoco
ignorante
en algunas decisiones,
me alejo al exilio
cuando no sé llegarte.
Si te pierdo,
perdemos.
Todavía
no contestas
consciente,
pero espero
me perdones
todas las noches
y espero
algún día
no dolerte.
Por último
y no menos importante
porque tenemos
en cuenta
la máxima matemática
de "el orden de los factores
no altera el producto",
te doy las
GRACIAS POR TODO.
Qué somos
si no damos
nada a cambio
aunque solo
sea una palabra.
Gracias por tus hazañas,
tus retos
y tus investigaciones.
Gracias por tus gritos
para mantenerme alerta,
por tus idas de olla
con el ánimo de superarme,
por perder el sueño,
solo,
por ese ratito
más conmigo.
Te quiero,
lo siento
y gracias.
Te lo diré
todos los días
hasta que me
pueda morir
tranquilo
porque lo hayas
entendido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario