Que nos muramos de risa
cuando el mundo
se esté derrumbando
y que con cada
carcajada
aumente
el récord histórico
de hoyuelos
que nos caben.
No verle la gracia
a algunas cosas
no quita
que dejes de
contonearte
divertido
ante la rutina
que nos ocupa.
Aprende de
la risa nueva
del niño,
de la risa
escarmentada
del abuelo,
de la risa
placentera
de la madre.
Crecer riendo
para crecer mejor.
Mirar riendo
para ver más.
Escuchar riendo
para escuchar
de verdad.
Tocar riendo
para procurar
las cosquillas
necesarias
que impidan
que dejes
de reirte
jamás.
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